Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor
¿A sus habitantes, señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
Baldomero Fernández Moreno
comienza su famoso poema con estos versos que muestran su pena al no
observar en la fachada de un edificio flor alguna que adorne sus balcones. Se pregunta cómo serán sus habitantes que no pueden percibir su aroma, su
color y se cuestiona por las bellas
cosas que perderán.
Al observar las obras en los
balcones del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud, uno recuerda a Fernández
Moreno y se pregunta: ¿Qué sentirán sus actuales hacedores
por el edificio, lo amarán? ¿Tendrán suficiente idoneidad para actuar?
Los balcones son estructuras
complejas calculadas para sobrecargas importantes. Los reglamentos de
construcción establecen claramente esos valores los cuales sumados a su propio
peso permiten dimensionar su estructura. Pero los balcones también
tienen cargas puntuales en sus extremos que ejercen una fuerte influencia en su
cálculo generando un importante momento flector en su apoyo. Estas cargas
pueden ser las barandas de hierro, vidrio, maceteros, y hasta muros
perimetrales cuyo peso hay que considerar en el cálculo estructural.
Los balcones del hotel tienen sus
particularidades también, son producto de su tiempo, de una forma de construir
y de las posibilidades logísticas para su realización.
Al construirse los entrepisos
interiores en madera era poco recomendable darles continuidad hacia los
balcones, lo que hubiese sido factible de ser materializados con perfiles
normales. De allí que se realizara una estructura completamente independiente.
Para ello se usaron ménsulas hechas con perfiles de hierro amuradas a la mampostería
que sostienen, a partir de una estructura metálica de ángulos y planchuelas,
las losas de los balcones. Estas ménsulas, que absorben el esfuerzo
estructural, se ocultaban bajo bellas piezas ornamentales carentes de función
llamadas mensulones. El conjunto se completaba con un muro perimetral
conformado por mampostería y balaustres cuya carga ejercía presión sobre el
balcón y por zunchos de planchuela que fijaban el conjunto al muro portante
evitando el volcamiento del sistema.
El paso del tiempo hizo estragos
sobre la estructura de hierro de los balcones, reduciendo la sección de las
ménsulas y haciendo colapsar su estructura. Así, debido a la acción corrosiva
del hierro, se desprendieron los mensulones, revoques, al igual que los
balaustres originales que serán reemplazados por un muro de ladrillos comunes
colocado en panderete.
Al iniciarse las tareas de puesta
en valor de la fachada del hotel se demolieron la totalidad de los balcones
incluyendo los correspondientes a las calles laterales perdiéndose así
los parámetros de diseño originales, y entre ellos, sus dimensiones.
Archivo P. Grigera. 1997 |
Balcón sobre la calle 13. Nótese los zunchos metálicos, las ménsulas y el espesor de los balcones coincidente con el de las molduras. Foto. Laureano Clavero. 2015. |
A partir del avance de las obras
se decidió el reemplazo de los viejos forjados de madera de su cuerpo principal
por un nuevo entrepiso pero esta vez conformado por viguetas pretensadas y
bloques de telgopor. Nuevamente se planteó la disyuntiva de cómo reconstruir
los balcones ya que generar la continuidad del nuevo sistema de vigas
pretensadas hacia los balcones era materialmente imposible, entre otras cosas,
por los mayores espesores del conjunto que se verían reflejados en los
balcones.
Si bien hubo intentos por
realizarlos con perfilería normal, independientes del entrepiso interior, esta
solución será descartada. Se optará finalmente por un sistema en el que se
mezclan la continuidad de los hierros estructurales, insertos en la capa de
compresión de 5 o 6 cm del entrepiso, y que conforma el entramado principal de
hierro de las losas. El sistema se completa con una losa independiente de
aproximadamente 12cm de espesor, unida al sistema estructural interior por esos
hierros y dos mensulones decorativos fijados a la mampostería y al balcón.
Archivo P. Grigera. 2018. |
En primera instancia se podría
argumentar que la solución adoptada parece ser bastante temeraria. Los balcones
carecen de un contrapeso en el interior del edificio que contrarresten los
esfuerzos que se ejercen que se verán incrementados con el peso propio de sus
muros y balaustres perimetrales. Asimismo es de destacar la carencia de
continuidad de los hierros estructurales en algunos de los balcones,
desconociéndose cuál fue la solución constructiva adoptada.
Archivo P Grigera. 2017. |
¿En base a qué sobrecargas habrán
sido dimensionadas sus losas?
¿Cuál será el efecto de las
cargas puntuales de los muros y balaustres perimetrales sobre los balcones?
¿Cuáles serán los efectos del
momento flector en el apoyo, materializado por el encuentro de la capa de
compresión del sistema de viguetas y bloques y las nuevas losas de los
balcones?.
Esperemos finalmente que los
balcones hayan sido calculados por algún profesional competente que habrá dejado
plasmado con su firma, en la Municipalidad de General Alvarado y con
anterioridad a la ejecución de las tareas, el cálculo estructural
correspondiente. O quizás, sólo se busque que sean decorativos, y se conviertan
en balcones sin flor, sin color, sin otro sentido más que ser una
escenografía, una triste puesta en escena de un enorme fracaso que aún sigue
dando mucho para contar.
Setenta balcones y ninguna flor.
Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡Dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los
rosales,
en los hierros negros abrirse un
jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el
ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un
clave…
¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernández Moreno. (1886-1950)
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