Vista 1945

Vista 1945
Hotel Boulevard Atlántico. Mar del Sud. Año 1945. Archivo Pablo Grigera

domingo, 26 de enero de 2020

Psicología de un saqueo. El caso del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud.


Palabras Clave


HOTEL          MONUMENTO          PRESERVACIÓN           DESGUACE          RECREACIÓN


Resumen.

¿Qué lleva a saquear un edificio declarado  Monumento Histórico Municipal?
¿Qué lleva a su propietario a  vender o regalar sus piezas protegidas por ordenanzas municipales?
¿Qué lleva a una sociedad a ser indiferente al saqueo del edificio?
¿Qué lleva a un municipio a ser cómplice de la situación?

La historia de la arquitectura hotelera  para los centros de veraneo de fines del siglo XIX en la Argentina posee un elemento distintivo que se han repetido a lo largo del tiempo: la destrucción de sus edificios.
La mayoría de ellos han desaparecido fruto de cambios sociales y culturales que llevaron a un lento declive que luego mutará  en destrucción y saqueo.
Mantener edificios cuya explotación comercial da rédito durante pocos meses al año ha sido desde siempre una tarea compleja. Si a ello le sumamos sus características constructivas y proyectuales, que  en la mayoría de los casos  no han podido adecuarse a las necesidades actuales, han determinado su difícil subsistencia en el tiempo.
Al día de hoy son muy pocos los edificios que perduran, entre ellos el Hotel Quequén de 1895 y el Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud, cuya construcción se iniciara en  1889. Edificios semejantes  han desaparecido para siempre como el Hotel Bristol de Mar del Plata (1888), El Tigre Hotel (1888), el  Liverpool (1890) de Necochea, etc.
A partir de principios de 2012 se dio comienzo al desmantelamiento del contrafrente del hotel, Monumento Histórico Municipal de General Alvarado.
Si bien desde siempre su “propietario” ha vendido piezas del hotel nunca se lo había hecho en tamaña  escala. Desde ese entonces, y ante la indiferencia general, se ha continuado ininterrumpidamente el expolio. Esto se ha ampliado al resto del edificio escondido en proyectos que intentan ponerlo en valor burlando las leyes y ordenanzas existentes que protegen al edificio.   
Este trabajo pretende dar respuestas que permitan comprender lo sucedido.


Introducción.

El Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud es quizás uno de los últimos exponentes en pie de la arquitectura hotelera para los centros de veraneo de fines del siglo XIX de nuestro país.
Ubicado a 17km al sur de Miramar, Provincia de Buenos Aires,  este edificio se ha convertido en el mayor referente patrimonial del Partido de General Alvarado y en la principal atracción turística de la localidad. (Fig 1)
Construido a partir de 1889 a instancias del Banco Constructor de La Plata, la quiebra del banco, el suicidio de su director principal y los distintos cambios de manos en la propiedad del bien determinarán que recién sea habilitado en las primeras décadas del siglo XX.
Si bien no fue un hotel de lujo, su aislamiento conspiró a que pudiese ser dotado de mejores materiales y sistemas constructivos. Este hecho contribuirá también a que se mantuviese incólume a través del tiempo.
La calidad y simpleza del proyecto arquitectónico sea quizás uno de los  mayores legados del edificio. Pese a las modificaciones sufridas, ha mantenido sus líneas originales las cuales  debieran ser preservadas.
El valor del edificio no sólo radica en sus características arquitectónicas ya que también fue el primer alojamiento, entre enero y abril de 1892,  de un grupo de inmigrantes judíos rusos conocidos como los “Pampistas”, que serán la génesis de las colonias judías de la Provincia de Entre Ríos.

Figura 1. (Archivo P.Grigera. 1929)

Entre los años 20’ y fines de los 40’ el edificio se convertirá en una alternativa a las propuestas hoteleras que proponían Mar del Plata, Miramar  y Necochea. Si bien a mediados de los 30’ el hotel fue completamente restaurado, con el transcurrir del tiempo las inversiones y mejoras fueron menores alejando al edificio de los requerimientos hoteleros básicos necesarios para funcionar.
Las dificultades de manutención, los problemas legales y en especial el problema de su dominio han sumido al edificio en un estado ruinoso, el cual se ha visto incrementado con el paso de los años. Estos hechos  determinaron, a principios de la  década de los 90’,  su clausura definitiva, su posterior  intrusión y la restitución a su histórico “propietario” en el año 1996.
A partir de entonces,  y ante su falta de medios para mantener el hotel, quedará sumido en el abandono y la decadencia.

A partir del 2012.

A principios de 2012 fue destruido el contrafrente del edificio. 44 puertas de dos hojas, 88 postigos interiores, 174 celosías de madera, enorme cantidad de tirantes, 500m2 de pinotea, fallebas, cerraduras, 84ml de baranda de hierro forjado de sus patios, mosaicos y demás elementos fueron  desmantelados y preparados para su venta. (Fig 2 y 3)

Figura 2. (Archivo P. Grigera. 1997)

 Figura 3. (Archivo P. Grigera. 2014)
                               
Las reacciones no se hicieron esperar  tanto como las denuncias sobre camiones que llevaban las piezas para ser vendidas fuera de la localidad.
A mediados de julio del 2012 los diarios Clarín y La Nación se harán eco de los hechos como también audiciones radiales de prestigio nacional. [1]
Unos meses después un grupo inversor presentará al intendente de Gral Alvarado un proyecto de puesta en valor que “casualmente” descartaba ese sector del contrafrente del edificio. Para el gobierno, este hecho permitía tener esperanzas de poder encauzar un problema que se había convertido en incómodo y que quizás había tomado por sorpresa a sus autoridades. Finalmente, el municipio tomará como propio el nuevo proyecto y para ello ubicará  a la secretaria de cultura para fiscalizar sus avances y el trato con los inversores.
La explicación al desguace del edificio hay que encontrarla no solo en que ese sector del edificio era descartado en el proyecto presentado por el grupo inversor sino también servía al “propietario” para hacerse de dinero para poder absorber los gastos que el proyecto implicaba ante la dudosa situación legal del bien. Para ello era necesario poner en orden su dominio que poseía un pedido de herencia vacante y eso salía dinero.
Hay que recordar que el edificio es Monumento Histórico Municipal por ordenanza 247/88[2] y está protegido, entre otras ordenanzas, por el por el Código de Preservación Patrimonial del Municipio de General Alvarado (ordenanza 307/00)[3].
A mediados del 2013 se dieron inicio a las tareas concentradas en el sector central de la fachada. Para ello, los responsables del grupo inversor contrataron una empresa de reciclajes. Las tareas comenzaron con el arreglo de los revoques existentes, la restauración de molduras y la reconstrucción del frontis y copón superior. El inicio era auspicioso pero luego se comenzaron a  cometer errores infantiles como demoler las molduras de sus cornisas, agregar el año de inicio de la construcción del edificio, el cual nunca había existido allí, y la reconstrucción de la balaustrada del frente donde equivocaron el número de las piezas componentes.(Fig 4)
El avance de las tareas y la profusa publicidad de las obras en los medios locales y nacionales suscitaron un gran interés por ver al edificio restaurado. El apoyo logrado por el grupo inversor había sido importante también entre la población e instituciones locales. La posibilidad de que Mar del Sud viese reflejada esa inversión era un hecho central y esperanzador. Para ello fueron convocadas inmobiliarias, la sociedad de fomento, la cooperativa eléctrica y hasta historiadores locales a los cuales se involucró en el proyecto.

Figura 4. (Archivo P. Grigera. 2014)

Por estos tiempos la apoyatura del gobierno municipal a las tareas era cautelosa, lo cual queda reflejado en el permiso dado que se extendía por un período de tres meses, es decir  entre agosto y noviembre de 2013. Mostrar obras era necesario para el intendente de Gral Alvarado ya que era importante visibilizar estos hechos nacionalmente ante las cercanas elecciones que lo elegirán como senador por la Provincia de Buenos Aires.
Los problemas de dominio del bien y la necesidad de dar inicio a las obras determinarán la solicitud de un permiso provisorio de obra que, pese a la carencia de titularidad clara del bien, será dado por el municipio. En la presentación se recalcaba esa falta de dominio, pero era potestad absoluta del municipio el dar dicho permiso, justificado en la necesidad superior de su restauración.
El propietario participaba del proyecto aportando su dominio sobre el edificio y el grupo inversor el dinero necesario para lo cual conformaba un fideicomiso que dejaría ganancias tanto para el fiduciante enajenante (el propietario),  como para el fiduciante originante (el responsable del grupo inversor). [4]
Las obras eran dirigidas por un profesional, representante técnico y socio en el emprendimiento, del cual se desconocen sus antecedentes en relación a la actuación sobre edificios de valor patrimonial. Sus  directivas y alcances en relación a los trabajos quedaron registrados en la documentación presentada al municipio, entre ellos: “la puesta en valor y restauración de los componentes murarios, ornamentales, frisos y balaustres y revoques y la restauración y el reacondicionamiento de las aberturas existentes para lo cual se adjudicará la obra por contrato a un tercero[5]

La caída del grupo inversor.

Entre octubre y noviembre de 2013,  y acusados de estafa, el grupo inversor que tanto había esperanzado a la comunidad de Gral Alvarado, abandonará las obras. Las mismas quedarán detenidas hasta fin de ese año en que los subcontratistas de las mismas, y principales afectados junto al “propietario” del inmueble, continuarán las tareas apoyados por un nuevo y misterioso inversor. Pero, ¿Quién aportaba el dinero? ¿Cómo era posible que caído el grupo inversor original uno nuevo invirtiese inmediatamente dinero en la obra?
Como resultado de esta “aventura” el edificio había perdido la totalidad de su contrafrente no habiendo responsable alguno de estos hechos ni de la desaparición de sus elementos componentes, muchos de los cuales habían sido vendidos en corralones de Miramar.
La  caída del grupo inversor fue un gran golpe para las esperanzas de la población de Mar del Sud y especialmente para el gobierno municipal  que se  sintió estafado por el dudoso accionar de la empresa. Por primera vez en años se  habían visto avanzar obras en el frente derruido del histórico edificio, lo cual no era poco. Ni que decir del gobierno municipal que silenció cualquier referencia al tema, pero la aparición de un nuevo inversor que financiaría las obras fue la salida perfecta que le dio al nuevo gobierno la posibilidad de esconder su propia responsabilidad. Es por ello que se obviarán todas las cuestiones legales referidas a permisos de obra dando vía libre a las tareas ahora dirigidas por los subcontratistas de la obra.
Al no estar claro el dominio del bien era imposible dar un permiso de obra definitivo, que se hacía extensivo a la posibilidad de firma de dichos permisos y presentaciones municipales. Esas carencias legales eran extensivas también a los encargados de la empresa que no poseían matriculación alguna en colegios profesionales ni conocimientos suficientes para encarar las tareas.
Para el propietario era un volver a nacer ya que presuroso dio por concluida su relación contractual con el grupo inversor ante el incumplimiento efectuado por lo que tenía el camino allanado para negociar con el nuevo y misterioso inversor. Lo que en décadas había sido imposible en dos meses fue posible: conseguir un inversor que proveyese de dinero  para realizar las obras.
Los subcontratistas carecían de conocimientos profesionales sobre como restaurar el edificio. Eran buenos artesanos especializados en la realización de piezas premoldeadas con un currículum que exaltaba esas acciones y que destacaban obras de restauración realizadas inclusive en la Casa de Gobierno. Lo que no mencionaban era que, en esos casos, su actuación era dirigida por profesionales de la arquitectura que los habían contratado para realizar diversas tareas, entre las que se destacaban la hechura de piezas decorativas, pero no para la dirección de las obras de puesta en valor de un edificio de tamaño valor patrimonial.

La prosecución de las obras.

A partir de principios de 2014 se prosiguieron las tareas. Para ello inexplicablemente se desarmó todo el interior del hotel extendiendo el alcance de las obras a la totalidad del edificio. Estas tareas se realizarán sin dirección profesional, ni permiso de obra alguno.
A partir de esta intervención se perderán enorme cantidad de elementos de valor: todos los entrepisos del cuerpo principal materializados en madera, puertas interiores, ventanas de la fachada principal, lucarnas, su portón principal, rejas y demás elementos de incalculable valor patrimonial y que habían prometido preservar.
Al avanzar sobre el resto de la fachada principal se demolieron los balcones, la totalidad de los revoques originales, se destruyeron las molduras y ornamentos decorativos, su cubierta de pizarra, perdiéndose así  para siempre estos vestigios del pasado del edificio. ( Fig 5)
El apoyo de la población era unánime. Veían el avance de las obras pero no comprendían el daño que se estaba realizando. Los subcontratistas se habían convertido en las personalidades más respetadas del poblado logrando incluso el apoyo unánime de los principales referentes culturales de General Alvarado.
Con las primeras críticas a la labor profesional de los actuantes algunos empezaron a comprender que se estaba destruyendo al edificio.
El gobierno municipal continuará haciendo la vista gorda a las tareas pero ante el cariz que tomaban las denuncias, que inclusive motivarán una presentación ante la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires[6], solicitará a los actuantes  regularizar lo referente a los permisos de obra, hecho que nunca podrán cumplimentar.

Figura 5. (Archivo P.Grigera. 2015)

En junio de 2014 las obras serán paradas. El desmantelamiento de los forjados del edificio puso en peligro la estabilidad del edificio. La carencia de documentación debió ser causal también de clausura ya que, como recordáramos, los intervinientes carecían de matrícula profesional alguna.
Vendido el hotel, la relación entre el antiguo y el nuevo propietario será singular. El acuerdo entre ambos estipulaba el usufructo hasta su muerte (quizás de ahí en adelante por parte de sus hijos) de las construcciones sobre la calle 15 a las que se denominan como los “appparts” y que son viviendas de alquiler y se encuentran dentro de la manzana histórica del hotel. Esto permitiría al antiguo poseedor mantener un ingreso económico y terminar sus días en el hotel, tal cual era su deseo.
Avanzar sobre la totalidad del edificio implicaba mayor trabajo para los actuantes, más tiempo de obra y posibilidades laborales que sólo ellos podrían cumplimentar ya que contaban con el apoyo unánime de la población, de su empleador y del municipio, al que la prosecución de las tareas alejaba del oprobio de dar explicaciones por el desguace del edificio y la caída del grupo inversor anterior, al cual el municipio había apoyado entusiastamente.
En enero de 2015 las obras continuarán con el reemplazo de las molduras de sus cornisas por piezas premoldeadas que ni siquiera copiaban el diseño original de las mismas o, en el caso de los modillones bajo sus cornisas, equivocaban el número de piezas a colocar. (Fig 6 y 7.) Posteriormente se iniciará la colocación de las chapas trapezoidales de la cubierta que reemplazaban a las pizarras de la cubierta  original.

Figura 6. (Archivo P. Grigera. 1997)
 Figura 7. (Archivo P.Grigera. 2016)
                                     
En abril las obras serán nuevamente paradas ya que el reemplazo de la cubierta no se correspondía a lo prometido de sustituir las pizarras por piezas nuevas realizadas en resina.
La enorme sucesión de errores resquebrajará el apoyo absoluto a las obras. La pobreza de imagen que generaba la nueva cubierta de chapa contrastaba con la de la cubierta original que había sido preservada durante más de 120 años.
Los desaguisados de las obras obligarán al nuevo intendente a opinar sobre las mismas. En declaraciones radiales se mostraba preocupado por el lento avance, reconocía el desguace y el peligro de derrumbe, como también elogiaba la profesionalidad de los actuantes evitando mencionar el peligro de derrumbe y la carencia de aprobación municipal.
Pese a las distintas clausuras las obras seguirán. La falta de controles efectivos esconde, no sólo la carencia municipal de personal preparado para esas tareas sino también la desobediencia absoluta de los responsables de las obras que siempre prosiguieron con las obras. Si bien dejaban por un tiempo las tareas  de la fachada principal, las visibles,  por otro lado continuaban  con las  no visibles, las del interior de la propiedad.

En julio de 2016 el diario La Nación publicó una nota a página entera sobre el hotel[7]. En ella, sorprendentemente el secretario de obras del municipio declara que las obras estaban paradas por fallas en la seguridad y por el no respeto al patrimonio del edificio desde hacía ocho meses, es decir, desde diciembre de 2015. Había una causa en el tribunal de faltas y una multa de 50.000$ que no había sido abonada.  Lo sorprendente era que la nota era acompañada por imágenes del hotel con montículos de arena, piedra y viguetas premoldeadas: las obras continuaban en su interior reemplazando los forjados de madera originales.[8] (Fig 8 y 9)

 
Figura 8. (Foto D.Krajlev) 

     
Figura 9. (Foto Enrique Malbrán. 2018)
                                            
En agosto de 2016 fallecerá el encargado de las obras quedando las mismas detenidas o con movimientos menores a cargo de un nuevo responsable: el subcontratista del subcontratista.
Con el avance de las obras se sumarán a las tareas,  en un número menor, pobladores de Mar del Sud. Las denuncias mediáticas continuarán fuertemente y las obras avanzarán con una lentitud pasmosa Por esos tiempos desaparecerán del edificio 36 puertas y ventanas, 144 postigones y celosías de madera del cuerpo principal del edificio.
El fallecimiento del responsable de la empresa de reciclaje generará una gran congoja en la población temerosa del destino de las obras. La población a estas instancias estaba dividida entre los que apoyaban las obras y los que las criticaban, pero la presencia de pobladores locales entre los responsables de las tareas motivará la simpatía y el apoyo hacia esos trabajadores.
El gobierno continuará con el apoyo público en la voz de sus funcionarios tratando de justificar lo injustificable pese a la enorme publicidad en contra. 
La decisión de cómo proseguir con las tareas obligará al nuevo propietario a encontrar soluciones. La primera fue encomendar la realización de las tareas en un nuevo encargado que ya estaba trabajando en el hotel. Esta decisión le permitía también tener mayor control sobre las tareas ya que este reclamaba derechos sobre 32 ha de tierras en un sector de Mar del Sud cuya  posesión fue “cedida” al nuevo propietario del hotel poseedor de mayores medios para hacer efectivo el reclamo sobre dicha tenencia.
La segunda gran  decisión implicaba contratar a un profesional que pudiese hacer un proyecto del hotel y ser la cara visible legal de las obras para lo cual convocará a uno de su confianza.
Para los nuevos actuantes la responsabilidad era enorme tanto como su desconocimiento de que hacer. Nuevamente la carencia de dirección profesional era evidente y seguía sin existir dirección profesional matriculada alguna.

Un volver a empezar.

Durante el año 2017 el desarrollo de las obras fue casi nulo y concentrado en los interiores del edificio.  El empleo de no más de cinco personas no permite grandes avances en las obras pero si mantener la imagen que las tareas no están detenidas.  Desgraciadamente,  hacia julio de ese año, será demolido el sector derecho del histórico muro perimentral del frente del edificio y que también sobrevivía desde el origen del edificio. (Fig 10 y 11)

Figura 10. (Archivo P. Grigera. 2016) 
  Figura 11. (Foto Liliana Olivieri 2018)
                                     
Para los pobladores de Mar del Sud que mano de obra local estuviera a cargo de las obras era importante lo cual motivará un apoyo cerrado por parte de la población estable.
El gobierno reforzará su apoyo a partir de una reunión realizada con el propietario en el que este se comprometió a la prosecución de las tareas. Esto quedará en evidencia a partir de las expresiones del director de cultura del municipio: “En su momento se había parado la obra por parte del municipio porque había requisitos que no se estaban cumpliendo. Estos requisitos de poder hacer la fachada de determinada manera, utilizar determinados materiales, tener determinados requisitos para realizar ese trabajo y el municipio lo había frenado. Ahora ha reconocido todas esas falencias que tenía y ha regularizado dicha situación y las obras están por comenzar de nuevo”.[9]
Es singular también su referencia a los aspectos legales de la propiedad al afirmar: “hoy hay un dueño que está terminando de hacer todos los papeles de la propiedad, de lo que es el dominio. El dominio es la titularidad del bien y están trabajando”[10]. Ahora bien, si no hay dominio o este está en trámite: ¿Cómo se le dio permiso a los distintos grupos inversores para encarar las obras?
Para el propietario la disyuntiva era clara: invertir o perder lo invertido. No había opción y cada decisión  tenía sus consecuencias.  Invertir significaba poner mucho dinero, no sólo de las obras sino también de impuestos y tasas adeudadas. Abandonar las obras implicaba, no solo perder dinero, sino  también deshacer compromisos pactados con el gobierno. Las palabras del secretario de cultura y las posteriores noticias de la continuidad de las obras aparecidas en los diarios zonales, confirmarán lo decidido.
La noticia de la continuidad de las obras llevó alivio a los actuantes que harán públicas las buenas nuevas. El trabajo en el hotel  tendría continuidad.

En marzo del 2018  el diario La Capital de Mar del Plata[11]  publicó una nota sobre la continuidad de las obras. Los compromisos establecidos entre el propietario y el gobierno parecían estar encaminados. Finalmente, el propietario pagará la multa definida en 44.000$. Las obras avanzarán sobre la reconstrucción de los  balcones, impunemente demolidos, y cuyas líneas proyectuales serán burdamente alteradas[12].  (Fig 12 y 13)

 
Figura 12. (Archivo P. Grigera. 2009)

                      Figura 13. (Archivo P. Grigera. 2018)
                         
En agosto se completará la demolición y reconstrucción del sector izquierdo del muro perimetral, que ni siquiera respetaba las líneas proyectuales ni materiales del original.
La segura continuidad de las obras envalentonará a los defensores de las obras que verán plasmados avances en las balcones y expresarán en las redes sociales la defensa cerrada de las mismas.
Este año  se caracterizará también  por el pedido de informes solicitado al municipio por parte del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires. En agosto,  el edificio sufrirá  una nueva clausura[13] y el Director de Obras Privadas del Municipio explicará las causas al afirmar: “Hace unos días mantuvimos una reunión con el propietario y profesional responsable, acordamos que los trabajos van a estar parados, inclusive el cerco perimetral que era lo último que se estaba realizando, hasta que se cumplimente toda la documentación legal y lo concerniente a lo edilicio. Hay interés de todas las partes involucradas para que el proyecto termine”.[14]
La causa principal de esta clausura hay que encontrarla en la contundencia del pedido de informes realizado por el Colegio de Arquitectos[15] que detallaba las irregularidades de las obras y solicitaba respuestas a los cuestionamientos planteados. Al día de hoy aún no ha sido respondido por el gobierno municipal.[16]
Mientras tanto, el propietario encaraba la presentación de los planos ante el gobierno municipal hecho, que como era de esperar, no sufrirá inconvenientes. En el caso del Colegio de Arquitectos de la Provincia, las cosas no serán tan sencillas. Los planos fueron presentados en la delegación Miramar, en que serán observados, en especial en lo referente a las superficies declaradas que no coincidían con las reales. Se intentará hacer una nueva presentación en la delegación Vicente López, donde también serán observados para finalmente ser presentados en la de Mar del Plata, donde serán finalmente visados.
La actividad del proyectista parece estar circunscripta solamente a la realización del nuevo  proyecto y a la presentación de los planos. Para ello contratará la labor de gestoría con profesionales de Mar del Plata quienes fueron los encargados de llevar a cabo las tareas que luego firmará el nuevo profesional. 

Mar del sud es el patio trasero de Miramar, es un pueblo con sus propias reglas e idiosincrasia. Un pueblo veraniego donde la temporada se reduce a unos pocos meses al año y tiene inviernos difíciles de sobrellevar para el poblador local.
A principios de enero de 2019 se produjo una reunión de pobladores y veraneantes que se congregarán frente al hotel  mostrando su preocupación por la actualidad del edificio. Este hecho será reflejado por medios periodísticos locales y zonales[17]. Un día antes, y a consecuencia de la publicidad previa dada al encuentro, fue colocado el cartel de obra. Luego de 6 años y medio de iniciadas las obras del hotel por primera vez había un cartel de obra que consignaba los datos del profesional a cargo y el número de expediente municipal otorgado.
La actualidad de las obras durante el resto del año 2019 se redujo  al reemplazo de la cubierta por una nueva de chapas que, según el fabricante, simulan tejas de alerce (¿?), dejando aún inconcluso el contrafrente de la cubierta y permitiendo así el ingreso de agua al edificio, que ya lleva más de 5 años. (Fig  14)


Figura 14. (Foto Enrique Malbrán. 2019)

Las obras avanzan a cuentagotas. El mostrar que se avanza es imprescindible para mantener el relato que las obras prosiguen. La conservación del patrimonio se ha convertido simplemente en una escenografía.
Hay que entender que los principales defensores de  las obras del hotel son los mismos que trabajan en el edificio o están relacionados con sus tareas o las han apoyado desde el inicio. Aquellos que pueden beneficiarse con que las obras prosigan, tal cual ocurre desde hace 6 años y medio. Defienden su trabajo, su futuro, no el patrimonio que representa el hotel ya que de importar no se hubiesen hecho  los distraídos ante el impune comercio de sus piezas desguazadas.
Involucrar al poblador local en las obras como mano de obra ha sido un acierto. Involucrar a algunos pobladores locales en los propios negocios que pudiesen generar el edificio o la probable comercialización de 32 ha aledañas en litigio, una juzgada riesgosa. Esto vincula además el posible negocio de esas tierras con el otro gran reservorio patrimonial de Gral Alvarado: el viejo Hotel Mar del Sud[18] que se encuentra enterrado bajo la arena y fuera descubierto en el año 2010.[19]
Para el habitante del lugar, el valor patrimonial del hotel, es nulo. Nunca lo han visto en funciones y su empatía con el edificio se reduce al paso diario por un edificio en ruinas del que se ha perdido  la percepción sobre su importancia patrimonial.
Para el gobierno municipal  hay compromisos a cumplimentar con su propietario, promesas incumplidas que son extensibles a uno y otro lado. La ausencia del estado en ejercer el contralor de las obras que se realizan es significativa tanto como sus  fallas en fiscalizar las tareas.
Las múltiples clausuras de las obras del hotel son un indicativo de lo repetitivo de la situación donde por un lado el gobierno declama clausurar obras y por el otro permite la continuidad de las tareas, no tomando conciencia que con cada prosecución de las mismas se destruye aún más el hotel.
Los edificios no se deterioran por si solos. Hay múltiple causas, desde la imposibilidad de su manutención a la dificultad y costos que implica  su intervención pero, cuando un edificio es el mayor bien patrimonial de una comunidad y el estado se convierte en cómplice de lo sucedido, no existen leyes ni ordenanzas que puedan proteger a este tipo de bienes.
Para el inversor, el hotel quizás ha sido un error de cálculo. Compró un bien devaluado económicamente tanto como derechos sobre tierras en litigio que quizás sean el verdadero objeto de la inversión. También ha significado su exposición pública, el misterioso inversor tiene nombre y apellido y hasta tuvo calle con la cual fue visibilizado por los mismos a los que les dio trabajo. Pero también hay que comprender que su nombre no sólo ha sido asociado a un negocio sino también puede quedar señalado como el principal responsable de un desastre patrimonial del que hay pocos antecedentes recientes en nuestro país.
Seguir Invirtiendo dinero  implicará forzar apoyos políticos, municipales,provinciales y nacionales que difícilmente quieran asumir un problema de esta envergadura.
El nuevo profesional a cargo de las obras ha aportado su trabajo profesional  por el cual ha sido remunerado, como también ha cumplimentado el pago de derechos y aportes que exige el ejercicio profesional. Sus obligaciones con el que lo contrató, lealtad también extensible al ámbito privado, lo mantienen  atrapado en esta disyuntiva. Dirige las obras a distancia, tal cual se deduce de lo que expresa el cartel de obra, delegando la realización de las mismas en manos desconocidas. Es un juego vertiginoso donde sus responsabilidades lindan con el peligro de un mal trabajo profesional y su nombre queda asociado a gestiones cuestionables para las cuales ha dado aprobación.

La lenta  aparición de las piezas saqueadas.

Desde hace un tiempo  han empezado a aparecer en Mar del Sud elementos del hotel vendidos o regalados a partir del 2014.
Si bien desde siempre se han observado en algunas viviendas de la localidad elementos del edificio, nunca lo fue en la magnitud actual. El vaciamiento  total del hotel liberó enorme cantidad de elementos: pinotea, mosaicos calcáreos, postigones, rejas, herrajes, que han sido reciclados a nuevos usos.
Hay que comprender que vender estos elementos no es una tarea sencilla. Los primeros beneficiarios quizás hayan sido corralones de la zona y profesionales para los cuales las ventanas y la madera puedan ser un buen negocio económico. Para ello, es indispensable fraccionar los elementos, todo es vendible por separado. Es así, que salvos casos puntuales, las ventanas serán vendidas sin sus postigones, celosías y herrajes que serán comercializados o descartados individualmente.
La pinotea de sus pisos ha sido vendida o regalada a carpinteros de la zona o a particulares que han reutilizado las mismas en la confección de muebles. El volumen de madera es enorme si se considera que en esa primera etapa del desguace fueron desarmados los entrepisos descartados en el proyecto del grupo inversor original y que correspondían con las alas de habitaciones del hotel.
A partir del avance de las obras sobre el cuerpo principal del edificio, y dado el diseño de sus entrepisos realizado con forjados de madera, mayor cantidad de pinotea y tirantes se ha sumado a la venta. Como consecuencia de ello se han podido observar maderas que hoy decoran solados de cemento alisado de nuevas viviendas.
Ni que decir de los marcos y contramarcos de las puertas o zócalos de sus habitaciones reutilizadas y vendidas como souvenirs. Aún hoy es posible encontrar enorme cantidad de madera en campos aledaños ya que muchos tirantes han sido reutilizados como cercos divisorios de predios. (Fig 15)
Han sido recicladas celosías que han sido reutilizados como frentes de placard o se han vendido también, en portales de venta, fallebas centenarias.
La escalera principal, el eje circulatorio principal del edificio, fue desarmada por completo y vendidas sus alzadas y pedadas de madera quedando en el edificio solo sus barandas de hierro y pasamanos que carecían de valor para los que adquirieron las piezas[20].
Ni siquiera el escombro de su demolición se ha salvado. Por un lado se ha reutilizado para rellenar el sótano, el cual ha reducido sus dimensiones originales, y por otro ha sido regalado para realizar contrapisos en viviendas de la población[21].

Figura 15 (Archivo P. Grigera. 2017)

Las barandas de sus patios fueron desmontadas, coincidente con el descarte del sector que planteaba el proyecto original del grupo inversor, y han sido reutilizadas como verja del frente de una vivienda de la localidad.(Fig 16)

Figura 16. (Archivo P. Grigera 2016)

Se han descartado los mosaicos de sus galerías los cuales, en algunos casos, adornan el porche de viviendas nuevas de Mar del Sud o se han vendido por lote al mejor postor. (Fig 17 y 18)

Figura 17. (Foto Enrique Malbrán. 2018)     

El alcance del desguace es enorme y el radio de influencia de la comercialización de las piezas se ha ampliado hasta llegar al conurbano bonaerense.
Lo que estaba circunscripto al área de Mar del Sud y localidades vecinas hoy se ha ampliado y promete seguir ampliándose.

 
Figura 18. (Archivo P. Grigera. 2019)
                       
Palabras finales

Defender el hotel  interesa en el discurso fácil, el de café o el de las redes sociales. En realidad es una carga, inclusive para los propios actuantes e inversores. Para los primeros lo que interesa son las promesas y posibilidades que da el trabajo: estabilidad, algún obsequio de materiales, posibilidades futuras. Mal o bien hay un ingreso económico y eso ya es mucho. Para el inversor, ganar tiempo. Terminar de ordenar los papeles referidos a la propiedad, buscar mejores tiempos, mantener las obras mínimamente avanzando con una lentitud que exaspera y bajo una dirección profesional ficticia que solo existe en los papeles.
¿Que se defiende en realidad,  un sueño real?  ¿Son conscientes aquellos que defienden las obras que en 6 años y medio  no ha habido adelantos? Se ha utilizado  el triple de tiempo hasta hoy que el empleado en su construcción allá por mediados de 1889.
El hotel como bien patrimonial no interesa. Quizás su  imagen, su recuerdo sean lo importante habiendo una distorsión enorme sobre qué es lo que se quiere transmitir interviniendo el edificio.
Si el hotel interesase por su valor patrimonial no se hubiera desguazado ni vendido sus piezas. Si importara como patrimonio de una comunidad, la población no hubiese sido indiferente a su desguace. Si el hotel interesase, su cubierta no sería hoy de chapas que imitan las tejas de alerce. Si se creyese en su valor como patrimonio su propietario habría contratado profesionales que dirigiesen las obras y hubiese consultado a organismos públicos  o  privados que hubiesen podido ayudar.
¿Para qué se compró el hotel si su valor está en el edificio, en su arquitectura, en su historia, en sus elementos componentes y estos son  destruidos sistemáticamente día a día?
Claramente el valor del edificio está en su prestigio perdido, en el sueño de tiempos mejores que no sabemos si alguna vez volverán, en su historia. Para ello no importa en lo más mínimo realizar una intervención profesional, la cual hubiese sido posible, importa el parecer, el simular que el hotel vuelve a renacer, el mantener la esperanza.
Desgraciadamente el error fue anterior, en la actuación de la empresa de reciclaje actuante  que carente de dirección profesional alguna encaró tareas para las cuales no estaban preparados y destruyeron el edificio. Estos artesanos, conocedores de su oficio, nunca quisieron escuchar que estaban actuando erróneamente.  Fue una aventura irresponsable  avalada por un municipio que insólitamente apoyó a aquellos que le prometían realizar las tareas con profesionalidad. ¿Pero para que intervenir el edificio? ¿Cuál será el objetivo de invertir en él?
Para el municipio, está claro que dar vía libre a las obras era sacarse un problema de encima. Decíamos que el oprobio que había generado el accionar  del grupo inversor original había desgastado la imagen del municipio, burlado por promesas grandilocuentes. Cayeron nuevamente en la trampa, quizás no quisieron ver la realidad por más que fueron advertidos de lo que ocurriría, pero la simple lectura de los antecedentes profesionales de los actuantes no auguraba un buen final.
En estos últimos tiempos, y hecho ya el desguace, es necesario devaluar el valor del edificio. Ya no es patrimonio dicen, no hay nada que proteger. Si no hay nada que proteger su condición de monumento se caerá y eso daría vía libre  a justificar y continuar con obras que han mal intervenido el edificio alterando por completo su fisonomía. Estos argumentos buscan en realidad ocultar las responsabilidades, y en especial las  de aquellos que avalaron las obras.
Anteriormente ya se había intentado devaluar su condición de Monumento Histórico Municipal desconociendo la ordenanza que lo declaraba como tal. Posteriormente habían intentado justificar  la legalidad de las obras solicitando un pedido de aviso de obra al esgrimir argumentos que explicitaban que al trabajar sobre la fachada del edificio con sólo un aviso de obra se cumplimentaban los requisitos legales solicitados[22]. Desgraciadamente para aquellos que quisieron emplear estos argumentos la envergadura de las obras no les permitió hacer creíbles estas explicaciones.
Asimismo se busca imponer un nuevo argumento y es que su fachada principal quede solo como un testimonio histórico. Esto permitiría dar un punto final al tema y justificar así lo sucedido  olvidando que la fachada fue totalmente desvirtuada por la negligencia de los que la intervinieron, de su propietario y del propio gobierno municipal.
Sus responsables, por otro lado,  necesitan dar un cierto viso de prestigio a las obras y es por eso que recalcan el empleo de la palabra restauración al referirse a las obras del hotel. Esa utilización avala la buena factura de las tareas pero difícilmente podamos hablar de restauración cuando se han destruido todo el edificio.
Quizás debiera hablarse de recreación, pero ese término dejaría más a la vista los errores de factura cometidos sobre el edificio.

Al día de hoy el inventario de lo perdido es enorme y diariamente continúan  desapareciendo elementos del edificio, Monumento Histórico Municipal por General Alvarado, los cuales siguen siendo impunemente comercializados a la vista de todos y a los cuales el estado municipal debió proteger.
Quizás no haya muchos antecedentes recientes en el país de lo sucedido con el hotel. Las obras seguirán así en un juego de cumplimientos e incumplimientos donde el perdidoso siempre será el edificio.

Academia.edu
Diciembre 2019.




[1] Diario Clarín. Dicen que están desmantelando un emblemático hotel. 13-7-2012. Diario La Nación. Carta de Lectores. 26-6-2012. Radio Mitre. Perros de la Calle. 17-7-2012.
[2] Esta ordenanza declara al hotel Boulevard Atlántico, Monumento Histórico Municipal por su arquitectura, historia y leyenda. En su artículo 2º se establece que “toda incorporación, arreglo o tarea de embellecimiento deberá ejecutarse respetando rigurosamente su estilo inicial” así como el artículo 3º destaca la “prohibición de tareas o reformas que pudieran afectar su valor arquitectónico cultural”
[3]La ordenanza 307/00 denominada Código de Preservación Patrimonial marca un avance muy importante en la protección de los bienes patrimoniales del municipio y tiene por objeto: establecer las acciones de preservación protección de bienes muebles e inmuebles, públicos o privados  considerados componentes del patrimonio cultural, histórico, arquitectónico, urbanístico y paisajístico y ambiental tutelados por la Constitución Nacional y la de la Provincia de Buenos Aires.
Su importancia radica también en establecer la tutela oficial de los bienes patrimoniales del Partido de General Alvarado y proponer  acciones de registro, inventario, relevamiento de edificios y conjuntos, etc.
Dentro de sus objetivos propone formular pautas jurídicas, económicas y técnicas para lograr una adecuada preservación de los bienes. También el  proponer programas de restauración, conservación, investigación y convenios de cooperación con  otras dependencias municipales y gestiona la cooperación  de la Comisión Nacional y Provincial de Monumentos Sitios y Lugares Históricos, etc. La ordenanza prohíbe en su artículo 8 “toda acción sobre los bienes declarados de interés patrimonial que impliquen cualquier construcción, modificación, alteración, ampliación, etc. salvo la autorización del municipio.”
[4] “El fiduciario enajenante recibirá la suma equivalente a 500.000U$S y fiduciante originante recibirá la suma de 1.400.000U$S y adicionalmente lotes indicados con los números 4, 5, 6. Los fiduciantes originantes y enajenantes podrán transferir en forma parcial o total las unidades funcionales asignadas a terceros, debiendo contar con la autorización del fiduciario”. Contrato de Fideicomiso. Escribano Alberto Conesa Bernal. 18-9-2012. Fuente: Expte 4396. Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires.
[5] Escrito presentado al municipio el 27 de julio de 2012. Fuente: Expte 4396. Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires. 
[6] Después de varios meses de trabajo, el 14 de febrero de 2014 se expedirá la Defensoría del Pueblo de la Provincia  recomendando “a la Municipalidad de General Alvarado, que en la autorización de obra requerida para la puesta en valor del Boulevard Atlántico Hotel, se exija a la empresa encargada de realizar los trabajos, el estricto cumplimiento de la normativa vigente según las Ordenanzas 678/88 y 307/00”. Firmaba el escrito el Dr Carlos E. Bonicatto, Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires.
[7] Diario La Nación.16 de julio de 2016. “Del Lujo a la ruina: la frustrada recuperación del Hotel Boulevard Atlántico”. Darío Palavecino.
[8] La continuidad de las obras en el interior se concentraban con exclusividad en la realización de entrepisos de viguetas premoldeadas y ladrillos de telgopor apoyados en una estructura de vigas y columnas que apoyaban en los viejos cimientos del hotel. Para ello habían horadado los muros de mampostería poniendo en peligro irresponsablemente al edificio.
[9] Radio Zona Miramar.89.3. Reportaje al Director de Cultura del MGA. Programa Todo Cambia con Dolores Portero. 30 de octubre de 2017.
[10] Ibidem
[11] Diario La Capital. Mar del Plata. 25 de marzo de 2018. Retoman tareas de restauración en el Boulevard Atlántico Hotel.
[13] Diario La Capital. Mar del Plata. 26 de agosto de 2018. Paralizan obras de restauración en el Boulevard Atlántico Hotel.
[14] Ibidem
[15] El pedido de informes estaba fundado “en virtud de encontrarse (el hotel)  en un constante proceso de desmantelamiento, demolición, construcción o alteración”. Describe las ordenanzas que lo protegen, los alcances del desguace y las denuncias efectuadas. A partir de ello se solicita informar sobre las acciones de inventario encaradas por el municipio, la existencia de permisos de obra, certificados urbanísticos visados, libre deuda municipal, superficies aprobadas, etc así como también la identidad del propietario, empresa constructora, profesionales actuantes en seguridad e higiene y demás. El pedido finaliza solicitando al intendente de Gral Alvarado que “no ahorre esfuerzos en recuperar de manera urgente el poder de tutela municipal sobre el más importante Monumento Histórico Municipal del Partido de General Alvarado” sugiriendo la paralización de las obras sin autorización, el envío al tribunal de faltas del caso y el asesoramiento de organismos y profesionales especialistas.
[16] Diario La Capital. Mar del Plata. 18 de junio de 2018. El Colegio de Arquitectos pidió un informe sobre las obras en el Boulevard Atlántico Hotel.
[17] Semanario El Argentino. Miramar. Reclaman protección de edificio histórico. 18 de enero de 2019.
[18] El Hotel fantasma de Mar del Sud, datos de un rescate arqueológico. Daniel Schavelzón - Pablo Grigera.
Centro de Arqueología Urbana. FADU-UBA. 5 de enero de 2018.
[19] El Hotel Mar del Sud, un misterio bajo la arena. Laureano Clavero-Pablo Grigera. Ediciones Oblicuas. Barcelona. 2018
[20] La escalera principal fue un botín codiciado. Desde el primer momento en que se inicia el desguace del edificio se sabía de la venta de ella. Era sólo cuestión de tiempo comprobar este hecho atroz. Su reemplazo por una nueva de hormigón armado es singular ya que tiene la particularidad de estar mal realizada ya que agrega dimensión a su descanso, emplea un escalón más a uno de los tramos de la escalera y constructivamente está mal realizada, lo que deberá ser verificado ante el peligro de la situación.
[21] La reutilización del escombro como relleno de un sector del sótano evitaba el descarte del mismo en volquetes, hecho oneroso y visible que hubiese despertado suspicacias. Su volumen obligaba también, al no poder descartar la totalidad, a ofrecerlo gratuitamente para el relleno de contrapisos en viviendas de la localidad.
[22] Recordemos que ese pedido puede ser realizado por el propietario eludiendo la necesidad de un profesional.