A partir de los problemas surgidos en el
Hotel de Inmigrantes, Loewenthal escribe al Barón con fecha 21 de diciembre
informándolo de la situación: “los
estambulenses rehúsan aceptar instalación provisoria. Exigen colonización
definitiva inmediata o regreso a Europa”. El 22 de diciembre Hirsch
responde el telegrama diciendo que “la
descarada pretensión de los estambulenses es inadmisible… espero que renovéis
con los estambulenses la imperdonable debilidad empleada en Mauricio”[1]
Se decide finalmente conformar una
comisión para viajar a Mar del Sud y verificar las condiciones de alojamiento
que el hotel presentaba, periplo que insumirá varios días, por lo que es
improbable que, luego de lo positivo de los informes traídos por los
comisionados, los viajeros del Pampa partieran para Mar del Sud antes de principios de 1892.
En octubre de 1891 la Cía Argentina del
Riachuelo vende el hotel a Tomás McDermott, suegro del Sr Schweitzer, con lo
que queda claro que a pesar de que la propiedad pasaba nuevamente a manos de allegados o familiares del Sr Schweitzer, su influencia seguía siendo determinante. Prueba de ello es que a fines
de 1891 es enviado a constatar los avances de la construcción del Hotel
Boulevard Atlántico[2]
su hijo Carlos, de 15 años de edad, quien se radica en la propia construcción
ante la carencia de edificación alguna en el lugar. Quizás, podamos teorizar, que el Sr Tomás Mc Dermott o el mismo hijo del Sr Schweitzer, Carlos, hayan tenido
contacto con los recién llegados, los que se convertirán así en los primeros huéspedes
del hotel.
Hay que que entender también que el alquiler
del hotel fue un buen negocio para Schweitzer ya que le permitía no sólo
costear los gastos de su construcción, sino también pensar en poder establecer
contactos profesionales con los delegados de un hombre de la importancia
económica del Barón y de la cual seguramente conocía su poderío. Para
Loewenthal debió ser una actitud
desesperada, una solución transitoria que le permitiera ganar tiempo, ya que hay
que descartar la idea de una posible radicación en el área. Quizás haya que
asociar todo esto con la total imprevisión de estos primeros tiempos de la
historia de la colonización judía en la Argentina, que le costará el puesto a
Loewenthal y la pérdida de confianza por parte del Barón Hirsch, que años más
tarde y ante un pedido de ayuda de la mujer e hijos de Loewenthal, (fallecido en
1894) se las negará.
No existen registros del traslado desde
Buenos Aires a Mar del Sud, los testimonios refieren al viaje en tren desde
Constitución hasta Mar del Plata, viaje que debió insumir un gran número de vagones
de ferrocarril, por lo que es posible que el convoy haya hecho el recorrido
fuera del horario habitual. Desde Mar del Plata se trasladarán hasta Mar del
Sud en carretas, (José Lieberman menciona el uso de 60 ellas) y que insumirán dos días
de travesía.
Una de las grandes incógnitas que
presenta esta historia es determinar el número de Pampistas que viajaron a Mar
del Sud. Lieberman menciona que luego de los problemas surgidos en el Hotel de
Inmigrantes aproximadamente 200 regresaron a Europa, mientras que Noe Cociovich[3]
afirma que algunos también fueron enviados a Moises Ville. Otras teorías
afirman que el grupo original se mantuvo unido hasta el retorno a Buenos Aires
en marzo-abril de 1892 y que antes de su viaje final a las colonias de Entre Ríos
otro grupo de aproximadamente 200 personas retornó a Europa.
A mi criterio es difícil imaginar que el
hotel pudiese albergar 818 personas ya que sólo contaba con 70 habitaciones la
mayoría de las cuales eran de dimensiones reducidas. Lieberman afirma que el
grupo de solteros pernoctaba en tiendas en las cercanías del hotel pero que
desarrollaban el resto de sus vidas en el hotel por lo que el grupo que llegó a
Mar del Sud no debió superar las 400 o 500 personas.
La vida en el hotel debió implicar
también una importante organización en relación a la logística necesaria para
alimentar al grupo, hay testimonios también de casamientos y festejos en sus instalaciones y es cierto también que
muchos vínculos se iniciarán en el transcurso de esa estadía para luego
concretarse ya asentados en Entre Ríos. Es interesante constatar la cantidad de
matrimonios realizados entre Pampistas y los vínculos establecidos entre ellos
que perdurarán en el tiempo.
En enero de 1892 se produce también una
epidemia de tifus, algunos autores mencionan la posibilidad de psitacosis, pero
lo cierto es que la salud de los recién llegados al puerto de Buenos Aires
presentaba diversas enfermedades, por lo que es posible que haya detonado en
Mar del Sud.
Lo cierto es que a causa de ellos se
produjo la muerte de numerosas personas, según testimonian los sobrevivientes. Lieberman
menciona su cantidad en decenas, mientras que Schallman no hace mención a la
cantidad de fallecidos. Otros testimonios refieren al fallecimiento de 25
menores y un adulto, datos que a mi criterio son acertados, de acuerdo a
las investigaciones realizadas a la fecha, cotejando en los distintos documentos
con los que contamos. Según los testimonios fueron enterrados al otro lado del
arroyo La Tigra.
Entender el hecho de la existencia de
este posible cementerio obliga no sólo a adentrarse en el estudio de la
documentación que existe sobre el tema sino también hurgar en los distintos
testimonios de los viejos pobladores del lugar. Algunos de ellos
informan de la aparición, años atrás, de restos humanos en las cercanías del
arroyo, inclusive también a partir de la construcción de alguna vivienda de la
zona, pero lo cierto es que mucho ha cambiado la topografía del lugar desde
aquellos tiempos. Hay que recordar que el movimiento de la arena es continuo y
quizás hoy se encuentre el sitio cubierto por toneladas de arena. Laureano Clavero ha probado la existencia de esas variaciones
topográficas del sector a partir del cotejo de diversas fotografías.
Por otro lado la ubicación exacta del
lugar debió tomar como referencia la única construcción existente del lugar: el
hotel, por lo que es probable que el cementerio se halle perpendicular al hotel
y a la vera del arroyo antes citado.
En la década del 40 se tuvieron noticias
del hallazgo de restos humanos en Mar del Sud. Testimonios refieren a los
comentarios realizados sobre este hecho pero que no han quedado plasmados en
documentación alguna. Años más tarde, y según lo informa el Colono Cooperador
de febrero de 1954, partió una comisión de descendientes de Pampistas desde Mar
del Plata a inspeccionar el lugar y verificar su existencia. Desgraciadamente
desconocemos si esta comisión logró detectar su ubicación o la presencia de los
restos de los que fallecieron allí.
Entre marzo y abril de 1892 el grupo
emprenderá el regreso en tandas a Buenos Aires, algunos de ellos quedarán en
Mar del Plata curándose de la epidemia, otros permanecerán en Buenos Aires, una
pequeña parte se radicará en distintos puntos de nuestro país, como así
también un importante número de ellos
retornará a Europa para luego, en la mayoría de los casos, emigrar a Estados Unidos, mientras que el resto
continuará viaje hacia Entre Ríos donde se radicarán definitivamente.
Quizás haya que mencionar que el
asentamiento en Entre Ríos todavía deberá esperar un tiempo ya que las tierras
aun no estaban listas por lo que el grupo permanecerá en las afueras de
Basavilbaso hasta que fuese posible su radicación definitiva. Esta se hará
principalmente en dos colonias: Clara, especialmente
en las aldeas de Rosch Piná, Miguel y Rachil, y en San Antonio, donde se asentó otro
gran grupo de Pampistas.
Hacia 1895, de los 818 Pampistas llegados
al país sólo permanecían en la Argentina alrededor de 400, habiendo emigrado el
resto a Europa y Estados Unidos. Pocos años después, hacia 1906, gran parte de
los viajeros ya se hallaban radicados en las ciudades y unos pocos permanecían
en las colonias.
De los Pampistas y sus descendientes muchos han tenido una
destacada actuación en nuestro país y su recuerdo se transmitirá de generación en generación convirtiendo al hotel
en un lugar de visita obligado.
Palabras
finales
Desde hace muchos años vengo estudiando
la historia de los Pampistas, no sólo a partir del hecho histórico de su viaje
a la Argentina, sino también tratando de entender su estadía a partir de mis
estudios sobre la arquitectura e historia del Hotel Boulevard Atlántico de Mar
del Sud. En estos últimos años junto con Graciela Rotman hemos emprendido el
estudio de este periplo profundizando en
las distintas historias personales recabadas en las familias Pampistas que se radicaron en Entre Ríos como también en la de los que emigraron a Estados
Unidos. Para ello no basta recabar
datos sólo en la Argentina ya que muchas de las respuestas a nuestros
interrogantes se hallan fuera del país: muchos en EEUU, otros en Israel, así
como también en Europa. Esperemos que estas investigaciones puedan ser
plasmadas en el tiempo ya que
profundizar en la historia de los Pampistas permite comprender que el periplo
por ellos realizado ha tenido su correlato también en tiempos posteriores.
Por otra parte cabe resaltar que a
partir del año 2012 el hotel fue devastado en coincidencia con un proyecto de
puesta en valor que el municipio de Gral Alvarado hizo propio, destruyéndose
por completo el contrafrente del edificio y desapareciendo del lugar
más de 44 carpinterías, 174 postigones de sus patios, (aquellos mismos en los
que transcurrió la vida cotidiana de los Pampistas) centenares de metros cuadrados
de pinotea, 84 metros lineales de barandas de sus galerías y tirantes, todos
con más de 120 años de edad y de un valor patrimonial enorme para el Partido de
General Alvarado.
En el año 1988, y coincidente con el
centenario de Miramar, fue colocada en Mar del Sud una placa recordatoria del
hecho a instancias del Dr Samuel
Grinblat y una subcomisión de descendientes de los Pampistas , la cual, pese a
sus errores históricos, fue el primer y único testimonio hasta el día de hoy de
la epopeya de los viajeros.
Desgraciadamente, unos pocos años después, la misma fue vandalizada y permanece desde entonces en
custodia en la Delegación Municipal del lugar.
Esperemos que las autoridades municipales
puedan comprender la importancia de
restituir la placa al sitio que ocupaba, salvar sus errores históricos con otra
que los recuerde, y así los Pampistas puedan tener, en el lugar en el que
permanecieron por más de 3 meses, el homenaje que aún les debemos.
[1] Años después el
Barón planteaba que la rebelión de los Pampistas se debió al contacto con “parte de la población de Buenos Aires
conocida como absolutamente dañina” y que hubiera alojado a los viajeros en
el mismo barco y no en el Hotel de Inmigrantes y luego enviado a los viajeros
por tandas al lugar de radicación definitivo.
[2] El Hotel Boulevard Atlántico es un
edificio academicista con un marcado eje de simetría cuya planta en peine
determina la existencia de dos patios, enmarcados hoy por palmeras centenarias,
lugar donde se desarrollaba la vida del hotel. Cuenta con aproximadamente 70
habitaciones divididas en dos plantas, con un cuerpo principal de habitaciones
y alas a las que se accede a través de galerías. Su importancia radica en
mantener esos lineamientos tan típicos de la arquitectura de fines del siglo
XIX, las técnicas constructivas utilizadas y preservar aún muchos de sus materiales
originales que han sobrevivido al paso del tiempo. Se desconoce su autoría pero
existen teorías que permiten suponer que el arquitecto-ingeniero Juan
Buschiazzo no pudo estar ajeno al hecho de su construcción, siendo arquitecto
del Banco y habiendo realizado otros encargos profesionales como el pasaje
Juarez Celman en Tres Esquinas, Barracas.
[3]
Genesis de Moises Ville. Noe
Cociovitch. Editorial Mila.