En agosto de 2016 y debido a las
numerosas irregularidades cometidas las obras del hotel serán clausuradas por
las autoridades de Gral Alvarado. Su propietario será multado pero las tareas continuarán con la connivencia de un municipio, que por un lado multa y
por el otro no ejerce los controles sobre la clausura de las obras.
En marzo de 2018 será abonada la multa correspondiente y serán presentados planos en el municipio para ser
aprobados a casi cinco años de iniciadas las tareas.
Esto alentará a sus responsables a continuar
con las obras sobre la fachada principal, lo que se ve, y pese a la no aprobación
de la documentación presentada.
La continuidad de las obras se concentrará así en los balcones
sobre la calle 15 y sobre el ala oeste de la fachada principal mostrando la
necesidad de sus responsables, y del gobierno municipal, de dar visibilidad a
las obras del hotel lo cual será publicitado también por medios periodísticos zonales.
Cuando a partir del año 2013 se
iniciaron las tareas de puesta en valor de su fachada principal la falta de
conocimientos profesionales de sus actuantes determinará la demolición de todos
sus revoques, molduras y balcones perdiéndose así los parámetros originales de
diseño del edificio. Estos errores marcarán el futuro de las tareas y en el
caso de los balcones esto se hará evidente, a saber:
1.-Al carecerse de registro
sobre sus dimensiones, se procederá a su reconstrucción modificándose muchas de
esas proporciones y características.
2.-Al variar el espesor de sus
losas se cambió la relación proporcional de las molduras que ya habían cambiado
las líneas de su diseño. Las columnas de los extremos reducirán sus
dimensiones, que debieron coincidir con la de los mensulones ubicados bajo sus
losas, generando así mayor espacio entre ellas. Este, será ocupado por balaustres,
al igual que en el proyecto original, que esta vez respetará correctamente el
número de las piezas pero no sus proporciones.
En metáfora
odontológica podríamos decir que al reconstruirse erróneamente las muelas, que
ya no coincidían con las encías, el espacio para los dientes era mayor que la
cantidad de piezas dentales produciéndose una mayor luz entre ellos.
Hay que recordar también el bello
juego de pliegues de las molduras originales del edificio, sus entrantes y
salientes que le daban gracia a su diseño y que eran repetidos también en sus
balcones como herederos de aquella arquitectura. Estos, seguían las líneas de
sus columnas y pasamanos los cuales en su actual reconstrucción han sido
simplificados, más acorde a las arquitecturas clasicistas de entrado el siglo
XX, y en donde las influencias de los movimientos de vanguardia se empezaban a manifestar con timidez.
En
metáfora facial podríamos decir que las líneas labiales, a partir de estas
operaciones, han sido completamente rigidizadas en su expresión.
4.- Su estructura portante,
materializada con una losa de hormigón cuyos hierros se insertan en una capa de
compresión de 5 o 6 cm de espesor, es más que discutible ante las cargas
puntuales de sus extremos y las sobrecargas propias de todo balcón.
En
metáfora ósea se podría argüir que ese maxilar inferior, que soporta las “piezas
dentarias” (balaustres, columnas y pasamanos) carecería de capacidad
para resistir los movimientos de los “músculos masticadores” (peso
propio, sobrecargas, ¿personas?)
Al día de hoy las obras
nuevamente han sido clausuradas lo que representa, al no ser cumplimentadas las
tareas que motivaron la anterior, la clausura de la clausura.
¿Se hará alguna pericia
estructural en las losas y balcones del edificio?
¿Qué seguridad pueden brindar
esos balcones que carecen de aprobación municipal y fueron materializados
estando la obra clausurada?
¿Por qué se siguen avalando obras
que carecen del más mínimo estudio previo que justifiquen su realización
cometiendo errores estéticos burdos con el justificativo de que las obras serán
parecidas al original?
¿Habrá nuevas multas para sus
responsables tal cual establecen las leyes vigentes?
Esperemos que esa mueca recatada
reflejada en los balcones de aquel bello edificio, que luego mutó a muro de
ciega tristeza, no convierta hoy su cuestionada actualidad en una
carcajada burlona.
¡Un
ortodoncista para los balcones por favor!