Vista 1945

Vista 1945
Hotel Boulevard Atlántico. Mar del Sud. Año 1945. Archivo Pablo Grigera

domingo, 25 de mayo de 2014

Once contra diez

Hace muchos años cuando estudiaba arquitectura en la Universidad de Buenos Aires el trabajo de diseño IV consistía en proyectar un hotel en la Ciudad de Buenos Aires.
Junto con mis compañeros de grupo iniciamos la difícil tarea que se prolongaría hasta mitad de año. Llegada la fecha  de entrega, establecimos los lineamientos principales del proyecto y nos dividimos el dibujo del hotel correspondiendo a cada uno de nosotros sus partes integrantes: el basamento, el desarrollo y el remate así como también el resto de la documentación solicitada.
A Marcelo, gran amigo y eximio dibujante, le tocó en suerte el remate del edificio en el cual iba a funcionar la confitería del hotel. Había investigado, en  infinidad de revistas y publicaciones profesionales, interiores a modo de inspiración, realizados por los más afamados arquitectos y que le sirvieron de referencia  a su increíble diseño. Pero lo que distinguía a Marcelo era su dibujo, tan bueno era su trazo que generaba admiración en todos nosotros, sus compañeros, y hasta en los propios profesores admirados de su talento. Era hasta capaz de dibujar un tornillo cuando ni siquiera la escala lo ameritaba.
Llegado el día previo a la entrega nos reunimos para unificar criterios de presentación y posibles desajustes al proyecto. A simple vista su dibujo era soberbio, refinado, una obra de arte que mereció nuestra felicitación. A medida que íbamos verificando el programa y los detalles proyectuales un frio glacial congeló nuestras venas: ¿Y los baños Marcelo? En su afán milimétrico por dotar de increíbles detalles a los planos, Marcelo había priorizado el dibujo y obviado los sanitarios de la confitería. Como no me entraban no los puse, fue su afirmación.
Con calma pudimos convencer  a Marcelo de redibujar ese plano, disminuyendo la capacidad de comensales del salón e insertando los núcleos sanitarios faltantes, cosa que hizo sacrificando horas al sueño. Nuestro proyecto, finalmente, y subsanados dichos problemas técnicos, merecerá de nuestros examinadores una felicitación que nos llenó de orgullo allá en los fines de los 80’.

Cuando veo hoy en día las tareas de restauración del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud y su tan declamado “trabajo artesanal” en que en vez de los once balaustres por tramo originales de su balcón principal, hay diez, recuerdo los baños de Marcelo y me pregunto porque los responsables de los trabajos no se basaron en el abundante material fotográfico existente y que refleja perfectamente lo aseverado. Quizás al igual que Marcelo, la excusa de que once balaustres no entraban en cada tramo, escondan que las prioridades reales del trabajo sean realizar sólo una GRAN FACHADA, alejada de cualquier criterio profesional que respete el pasado del edificio y de cada una de sus partes. Los casos del portón de acceso que en nada condice con el original y la datación del frontis son pruebas concluyentes de la falta de dirección y criterio empleados en la realización de los trabajos.
Esperemos entonces que sus hacedores, quizás no tan detallistas como mi amigo Marcelo, puedan modificar la balaustrada, sacrificando  una noche de sueño previo a la entrega final del trabajo, que quizás, aventuradamente, han encarado.




Imágenes Laureano Clavero


Imágenes Laureano Clavero


Para los Marcelos.

Agradecimiento especial a Laureano Clavero.






miércoles, 14 de mayo de 2014

El portón de acceso y su devenir histórico.

En estos últimos tiempos hemos visto el reemplazo del viejo portón de acceso del hotel por uno nuevo de características totalmente diferentes. Si bien la documentación gráfica existente es bastante pobre debido a  que las fotografías con que se cuentan se concentran en la totalidad del edificio y no en detalles específicos del mismo, como sería el caso del portón de acceso, queda claro que tanto la reja perimetral del edificio como su portón de acceso no son del período de construcción del hotel sino posteriores. Esto lo atestiguan antiguas fotografías del año 1897 en el que es posible observar que el edificio carecía aún de herrería perimetral y portón.

Archivo Pablo Grigera.


Será recién a partir de los primeros años de la década del 20’ o quizás un poco antes, en que vemos en las fotografías del edificio tanto a la reja perimetral como al portón de acceso, pero no se puede determinar con exactitud el diseño de las mismas, siendo especial esto en el caso del portón. Si observamos con detenimiento las rejas perimetrales de estas fotografías vamos a poder observar que su diseño es totalmente diferente a la reja del portón que siempre hemos conocido, por lo que existe la duda si el diseño del mismo fue diferente al de los años posteriores.

Archivo Museo Municipal Punta Hermengo. Gentileza Daniel Boh, Mariana Boh.


Archivo Pablo Grigera
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Las fotografías del año 1936 nos muestran un portón de acceso cuyo diseño es coincidente, en mayor parte, con el que siempre hemos conocido y que enmarcado entre altas pilastras de mampostería daban acceso al hotel. Lo singular del caso es que las remodelaciones sufridas por el hotel antes de la temporada 1934-35’ habían determinado el retiro de las rejas del perímetro del hotel seguramente debido a su mal estado y su reemplazo por muros de mampostería, tal cual podemos observar actualmente, de allí la duda si el diseño del portón es de esa época o sobreviviente de tiempos anteriores, pero si el efecto del clima de Mar del Sud afectó el estado de la reja perimetral debió hacer lo propio con el portón de la década del 20’.

Archivo Museo Municipal Punta Hermengo. Gentileza Daniel Boh, Mariana Boh.

Quizás las únicas diferencias visibles con el que siempre hemos conocido sean la existencia de un chapón inferior ornamentado que creemos el paso del tiempo y la acción salina  destruyeron obligando a recortar parte de su estructura, (la del chapón inferior) y quedando el mismo de una altura menor al que la foto del 36’ retrata con claridad.

Archivo Pablo Grigera.


Hacia 1997 cuando llegué por primera vez al hotel, aún era posible divisar ese mismo portón, al cual aún, la falta de mantenimiento y el mal accionar humano, no habían deteriorado en demasía. Era posible observar también sus características técnicas, sus modos de fijación a la mampostería, la interrelación entre piezas y la falta de elementos soldados.
El paso del tiempo hizo estragos en su estado y durante mis visitas posteriores ya era posible constatar que el deterioro era ya profundamente marcado.   

Archivo Pablo Grigera

Archivo Pablo Grigera.

A partir de las obras de puesta en valor que se iniciaron en el edificio hemos visto el reemplazo del portón así como la alteración de las pilastras que la enmarcan perdiéndose así una referencia valiosa de su estado, composición, altura, no sabiendo si existe algún tipo de referencia planimétrica previa que nos indiquen sus proporciones y medidas.
Es posible también que la alteración de las pilastras nos impidan conocer la existencia de vestigios  de los elementos de fijación de las rejas anteriores, corroborar su altura original y determinar también la existencia de artefactos de iluminación en la parte superior de los mismos y principalmente sus características.

Ahora bien ¿cuáles son los criterios en que se basan los hacedores de las obras de puesta en valor para reemplazar el portón original? Queda claro que no se han respetado ni proporciones, ni tecnologías ni criterio proyectual alguno, pese a la importancia del mismo como imagen de acceso del centenario hotel.
Restaurar el portón actual o reemplazarlo por uno nuevo no debería generar dificultades en su manufactura. Se debería mantener el diseño de portón que ha perdurado en el tiempo con el agregado de su chapón inferior que le daba al acceso una impronta monumental; desgraciadamente el que se ha instalado en la actualidad  es de dudoso gusto y nada tiene que ver con la historia del edificio. 
 
Archivo Pablo Grigera.

¿Cuál será el destino del portón original y donde se encuentra en la actualidad? Ya hemos visto que últimamente han sido saqueadas todas las rejas de sus galerías continuándose así con el expolio del hotel.
Esperemos que el hotel pueda ser puesto en valor con criterios profesionales, lejos de actos de vanidad y egolatría, entendiendo que el hotel es el protagonista, y sus elementos partes de un todo armonioso, en el cual se destacan las acciones de proyectistas, albañiles , herreros, etc, que dejaron su impronta en la construcción del hotel, así como también dejarán su arte las personas que están trabajando en poner en valor el hotel.
La falta de una dirección de obra profesional lleva a cometer errores que deberían ser evitados como el colocar en el frontis del hotel el año de construcción del mismo, dato inexistente en cualquier documentación gráfica antigua y que ha sido realizada en base a datos aportados por el poseedor del bien y que carecen de verosimilitud. Lo más triste del caso es que el sector derecho del mismo se ha reservado para colocar una nueva fecha que correspondería a la de finalización de las tareas.

  

Archivo Pablo Grigera

La Carta de Venecia de 1964 [1] es muy clara al referirse en su artículo 9º en que el límite de la restauración está donde comienza la hipótesis, es decir que es un error arrogarse la potestad de traspasar esos límites tal cual observamos en el ejemplo en cuestión.
Finalmente esperemos que las autoridades, como custodios del Patrimonio de General Alvarado, puedan encauzar las decisiones que se toman con respecto al Hotel Boulevard Atlántico y se permita realizar consultas a especialistas de organismos públicos o privados ligados a la Preservación del Patrimonio.
Desgraciadamente las obras en cuestión siguen su curso, seguimos perdiendo la oportunidad de realizar un trabajo profesional basado en un proyecto claro de intervención, y los errores a esta altura son ya demasiado visibles, pero quizás no tantos para los que piensen que este edificio debe ser una “GRAN FACHADA"
    




[1] Surgida del II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, esta carta es la que establece los principios que deben regir en la conservación y restauración de Monumentos, siendo adoptada por el ICOMOS un año después. (International Council of Monuments and Sites)


jueves, 1 de mayo de 2014

¿Quién le pone el zapato a la cenicienta de Mar del Sud?

La Cenicienta es un cuento infantil que con diversas variantes ha sido relatado por diversas culturas a través del tiempo. Egipcios, Romanos, Chinos y Persas han tenido sus propias versiones llegando  así a las adaptaciones del los hermanos Grimm en el siglo XIX y a la de Perrault, de fines del siglo XVII, que son las que nosotros reconocemos como más cercanas, en especial la de Perrault.
Al igual que en el cuento han sido varios los intentos de ponerle el zapato a la Cenicienta de Mar del Sud, así como ha sido progresivo el maltrato hacia ella hecha por su propia madrastra y que en este caso, a diferencia del cuento, ha variado su género por el de “padrastro”, obligando a la propia Cenicienta a usar ropas sucias y viejas.
Muchas veces se ha intentado casar al príncipe con la Cenicienta: recordemos los casos del sorprendente proyecto del arquitecto Juan Carlos Gamba Schwarzback, hermano del “poseedor” del bien, que pretendía envolver el frente del edificio con viviendas de dos plantas ocultando así la fachada principal del mismo y que hasta llegó a tener un visado del Municipio en el año 1992.

Archivo Pablo Grigera.

Ni que hablar del fantasioso proyecto del Grupo Marum cuya escala y nulas intenciones de preservar el Patrimonio arquitectónico y natural del hotel, determinaron, entre otras causas, la caída del proyecto con el penoso resultado de la demolición del contrafrente del edificio y la venta de sus partes integrantes ante la mirada estupefacta del Municipio.

www.blvdatlantico.com.ar

Finalmente, la frustrada intervención de la fiscalía de estado de la Provincia de Buenos Aires, que no ha aceptado la herencia vacante del edificio, dando vía libre a propuestas privadas que ni siquiera han presentado un proyecto de intervención global del edificio centrándose solamente en la fachada del mismo, y que carece de cartel de obra en el que se haga mención al permiso de la obra o al responsable de la misma.

Archivo Pablo Grigera


Hasta ahora el hada no ha podido convertir esas ropas sucias en un vestido brillante, ni a sus viejos zapatos en uno de cristal ya que ni siquiera ha logrado el más mínimo hechizo.
Queda claro que no basta con ponerle un zapato a la cenicienta de Mar del Sud, hay que vestirla, peinarla, arreglarla como a una princesa, para que así su príncipe azul pueda encontrar a quien tanto lo deslumbró. Sería bueno que el príncipe pueda ser orientado en la búsqueda de la Cenicienta, que cuente con el control de las autoridades y con el asesoramiento de una persona o institución idónea en la Preservación del Patrimonio. Mientras tanto, seguiremos empeñados en ponerle un zapato a la Cenicienta de Mar del Sud cuando ni siquiera podemos saber ni que talla tiene su pie. Esperemos, finalmente, que todos podamos participar de la futura fiesta de bodas, que será también, nuestra propia celebración.


Agradecimiento especial a Gloria Williams de Padilla.