Hace
exactamente 122 años, por enero de 1892, el Hotel Boulevard Atlántico de Mar
del Sud se poblaba de quienes
seguramente fueron sus primeros huéspedes.
Ya
me he referido en otras oportunidades[1]
al arribo a Boulevard Atlántico de un grupo de inmigrantes judíos rusos
arribados a nuestro país el 15 de diciembre de 1891 en el vapor francés Pampa y
que fueron trasladados al Hotel Boulevard Atlántico. La aún no concretada compra de las tierras de Entre
Ríos y la finalización de los plazos de alojamiento establecidos por la
Dirección General de Inmigración, obligarán a una búsqueda de alojamiento que
terminará, como conocemos, en el Hotel Boulevard Atlántico.
Mucho
se ha hablado de lo extraño de este periplo, pero lo cierto es que el viaje y
estadía están perfectamente descriptos en las Memorias de la Dirección General
de Inmigración correspondientes al año 1892 y en numerosos escritos posteriores
realizados por partícipes de aquel suceso, por historiadores de renombre y por
descendientes de los mismos.
Si
bien no se conoce con exactitud el número de Pampistas (nombre con el que se
conoce a los viajeros) que arribaron a
Boulevard Atlántico, es imposible suponer, como hemos dicho en otras
oportunidades, que hubiesen sido trasladados en su totalidad al hotel. Recordemos que el hotel presentaba, en su
proyecto original, alrededor de 70 habitaciones, y seguramente hacia 1892 su carcasa
muraria estaba completamente terminada, no sabiendo con certeza el grado de terminación del resto
del edificio. Algunas fotografías antiguas nos muestran el hotel hacia 1897 con
sus fachadas terminadas pero sin las rejas de su perímetro, suponiendo que ese
estado en la construcción no fue muy diferente del que recibió a esos
visitantes.
Si
consideramos que el número de
habitaciones era de 70 y siendo
el promedio de integrantes de cada familia de 5 personas, sin contar con los
solteros, estaríamos hablando quizás de 400/ 500 personas.
Algunas
memorias posteriores describen su número
en 80 familias[2],
así como otros autores amplían su número a 150 familias, incluyendo a los
solteros, siendo esta última afirmación completamente
errónea ya que implicaría a la casi la totalidad del pasaje.[3]
Del viaje
y estadía en Boulevard Atlántico (Mar del Sud), tanto José Liebermann, Lázaro Schallman, Enrique
Dickman[4] y
otros, han reseñado sus pormenores; la intención de este trabajo es hacer
hincapié en los testimonios que hablan de la muerte de unos niños a causa de
una peste y su sepultura en Mar del Sud.
Lázaro
Schalmann menciona que en los primeros días de estancia en el hotel surgieron
enfermedades entre los pequeños, siendo detectados 2 casos de sarampión y 2 de
escarlatina, por lo que fueron aislados para evitar el contagio.
Es
interesante hacer notar en este punto que al arribo del Pampa la Dirección
General de Inmigración había detectado dentro del pasaje numerosas enfermedades
atribuyéndose las causas a lo largo y penoso del viaje. En los siete primeros
días hubo 235 enfermos siendo la mayor parte por problemas intestinales,
bronquitis, angina y escrófula, aunque también se detectaron casos de sarampión.
Prosigue
Schallmann diciendo que con posterioridad se produjo una epidemia de tifus que
determinó la muerte de algunos niños, no especificando su número, pero que
motivará a los encargados del grupo a
enviar a algunos enfermos a Mar del Plata.
Este dato
ha sido corroborado a partir de las memorias de Martín Grinstein[5] quien recuerda que su tía Rosa fue afectada
por la enfermedad y enviada a Mar del Plata.
José
Liebermann, hijo de Pampistas, difiere en
relación a lo sostenido por Schallman aduciendo que la peste fue producto
del contacto de los niños con loros, lo que podría haber generado una epidemia
de psitacosis y a consecuencia de ello la pérdida de “decenas de vidas
infantiles”.
Liebermann
conjetura en unas decenas al número de fallecidos pero sin precisar con exactitud el número de víctimas.
Quizás sea
nuevamente Martín Grinstein quién aventure un número más exacto de víctimas al
señalar que murieron 25 chicos y un adulto.
En estos
últimos tiempos se ha podido profundizar, a partir de la aparición del listado
completo del pasaje, en el estudio de los nombres y apellidos de los viajeros
del Pampa, pudiéndose comprobar la existencia de más de una veintena de menores
que no figuran en los registros posteriores existentes en las colonias. Quizás
habría que teorizar con el hecho de que pudieran haber muerto en el período de tiempo comprendido entre la llegada
del barco, en diciembre de 1891, y la fecha del censo de las colonias, en 1895.
Si bien
las enfermedades y la falta de atención, eran causales del fallecimiento
prematuro de muchas vidas, es sugestivo encontrar ese número de víctimas entre
las familias de colonos que hemos logrado identificar y que se
asentaron en Entre Ríos, ya que existen hipótesis que del resto del
pasaje, algunos volvieron a Europa, otros quizás permanecieron en Buenos Aires,
así como también algunos hayan sido enviados transitoriamente a Moises Ville en
la Provincia de Santa Fé.
De los fallecidos hemos podido identificar con
exactitud a dos de ellos, cuyas identidades son parte de una investigación que esperemos pueda ser
publicada prontamente. En el primero de los casos se ha podido determinar su
identidad a partir de las memorias familiares que han reseñado este hecho,
transmitiendo estos sucesos de generación en generación pero sin especificar
datos filiatorios, cosa que a partir de los listados existentes de pasajeros
del barco, hemos podido comprobar. Asimismo las referencias en relación al
adulto fallecido nos han permitido confirmar su real identidad y edad, hecho
comprobado a partir del cotejo de las listas del pasaje del barco con la de los
que se asentaron en Entre Ríos.
En estos
últimos tiempos me encuentro abocado a la realización de nuevas investigaciones
que puedan
poner una identidad a dichas personas a partir de los archivos existentes tanto
en las colonias entrerrianas como en Israel.
Del
cementerio pocos son los datos que refieren a su ubicación, algunos mencionan
de su cercanía con el Arroyo La Tigra a poca distancia del Hotel. Otras dan
testimonio de restos óseos aparecidos a la vera del arroyo, así como también a
partir de excavaciones realizadas para la construcción de alguna vivienda
cercana.
Quizás,
del viejo cementerio sólo queden los recuerdos y las dudas en relación a su
ubicación, pero lo cierto es que esas tempranas muertes siempre quedarán en la
memoria de sus familiares, convirtiendo
a Mar del Sud en un lugar de peregrinaje obligado.
[1]
“Donde sopla el Viento” http://enelmardelsur.blogspot.com.ar/2012/01/proposito-de-los-pampistas.html.
[2]
Tierra Soñada. José Lieberman. 1959. Editorial Laserre
[3]
Historia de los Pampistas. Lázaro Schallmann. Editorial
[4]
Recuerdos de un Militante Socialista. Enrique Dickman
[5]
Recuerdos de Entre Ríos. Colonia San Antonio y Pueblo Cazés.Martín Grinstein.
Colección Memoria.1998.
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