“Our lives begin to end the day we become silent
about things thart matter” Martin Luther King Jr.[1]
A principios de 2012 se produce el desmantelamiento del contrafrente del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud coincidente con un proyecto de restauración del edificio que será presentado ante el intendente Municipal unos meses más tarde.
Este proyecto obviaba este sector del edificio por lo que queda claro la impunidad de este hecho particular pese a ser el edificio Monumento Histórico Municipal desde el año 1988 y protegidos todos sus elementos por ordenanzas municipales sancionadas por las autoridades de Gral Alvarado. Puertas, ventanas, postigones, celosías, pisos de pinotea, tirantes y demás, todo fue desamurado y enviado a corralones de materiales para su venta.
Pese a ese crimen, aún impune, las rejas de sus galerías en un primer momento no fueron alcanzadas por el desguace. Aún las podíamos observar como mudo testimonio del pasado de un hotel al que la acción del hombre había convertido en escombros.
Archivo P. Grigera. 2012 |
Estas rejas de hierro forjado y de bello diseño debieron ser las originales del edificio. Quizás sea singular su burdo encuentro con las columnas de hormigón lo cual presupondría que estas no fueran parte del diseño original del edificio, ya sea por tecnología como por su morfología, siendo presumiblemente de hierro forjado tal cual ocurre en muchos edificios similares al hotel.
Unos meses más tarde las rejas fueron desamuradas con el empleo de moladoras que cortaron los tramos de las mismas ofreciéndose inclusive a 2.000 pesos el tramo. Desconocemos si alguno de ellos fue vendido, pero lo cierto es que las rejas descansaron en la planta baja del hotel por un tiempo prolongado a la espera quizás de un comprador, pero ante las denuncias efectuadas sobre su desaparición y al ser piezas protegidas, quizás se frustrase su venta.
Archivo P. Grigera.2014 |
En julio de 2015 reseñaba todos estos hechos en un artículo titulado “Reclamá el hotel. 3ra Parte”[2] en el que se planteaban algunos interrogantes: “¿Siguen las barandas en el hotel?, de no ser así: ¿es posible que se desconozca su destino? ¿Quiénes fueron sus compradores o en que viviendas adornan sus jardines?”.
Hoy, a casi 5 años años de iniciado el desguace, esta última profecía desgraciadamente se ha hecho realidad. Si bien estos hechos han sido una constante en la historia de Mar del Sud y de su “hoteles” (recordemos que con los ladrillos del viejo hotel de Mar del Sud se construyeron algunas de las primeras viviendas de la localidad), la evolución en el conocimiento de la implicancia de los valores patrimoniales dentro de las sociedades ha cambiado profundamente, por lo que no podemos equiparar aquellos hechos pasados, en la lejana década del 30’, con estos, en que la valía del hotel estaba perfectamente clara al igual que la protección legal del edificio.
Quizás el propietario de la vivienda de Mar del Sud, en cuyos jardines lucen orondas las barandas, pueda tener derechos sobre las mismas, ya sea por que las ha comprado o le han sido regaladas, pero desgraciadamente también perdemos, con este tipo de acciones, el disfrute de ellas en el lugar donde fueron colocadas por sus constructores, que hacían a la imágen de sus patios y formaban parte de un patrimonio común a todo Gral Alvarado y en especial a la comunidad de Mar del Sud.
Archivo P. Grigera. 2016 |
Al día de hoy queda clara la imposibilidad como sociedad de respetar y hacer propio un bien patrimonial de las características del hotel al que al seguimos considerando una ruina permitiendo así, día a día, que continúen estos hechos sin que ninguna autoridad se digne a detener el expolio del mayor bien patrimonial del partido.
Ya no quedan dudas que los efectos de la demolición del 2012 fueron devastadores marcando con esos hechos las acciones posteriores realizadas en el hotel. Prueba de ello es que ni siquiera se puedan considerar a las alas de habitaciones como parte de algún proyecto y sólo se espere su demolición ya que de ellas no queda absolutamente nada, tal cual imaginaron los que pergeñaron su desguace. Es posible que ello explique, entre otros hechos, el porqué del “traslado” de las rejas.
¿Dónde estaban las autoridades municipales cuando se desguazó el edificio?, ¿Por qué se dio un permiso provisorio de obras a gente carente de antecedentes profesionales y que no cumplían con los requisitos legales para iniciar las tareas?, ¿Cómo pudieron avalar las decisiones de cómo restaurar al edificio en manos de gente sin el más mínimo conocimiento y titulación profesional alguna? ¿Quién vigila que se realicen construcciones en la manzana del hotel, destruyendo para ello pilares y muros originales del edificio? ¿Quién controla que siga el expolio y que con sus piezas se adornen jardines y viviendas?
El caso de las barandas del hotel es sólo una muestra más de los innumerables desaciertos que ha padecido el hotel en estos últimos tiempos. A poco de cumplirse 5 años del inicio de su desguace, la situación sigue siendo tan incierta como entonces, pero a diferencia de aquellos años con un hotel desmantelado en todos sus elementos patrimoniales y por el que las autoridades municipales, al no controlar lo que sucede, parecieran apostar a una lenta y agonizante desaparición final. ¿Será así?
Archivo P.Grigera 1997. |
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