Palabras finales y recomendaciones a
futuro.
Seguramente el Hotel Boulevard Atlántico será “refaccionado”.
No sabemos si a partir de algún proyecto aún inexistente o se continuarán las
obras actuales, carentes de dirección profesional alguna por parte de la gente
que las realiza.
Archivo Pablo Grigera. Noviembre de 2014 |
Quizás para los no entendidos, o que no conocen en profundidad lo acontecido, las actuales tareas representen la esperanza de un futuro mejor, de ver el hotel restaurado y en funcionamiento; los comprendo. Para otros, y en ellos me incluyo, su estado actual esconde el hecho que su condición ruinosa no es sólo producto del paso del tiempo sino también de los increíbles errores que se han sucedido desde el año 2012 y de los cuales habría responsables directos como ser:
a) el grupo inversor que quiso hacer su
negocio a costa del edificio, Patrimonio Municipal de General Alvarado, y poco
le importó su propia destrucción.
b) el poseedor del bien que creyó que, dada su
edad avanzada, esta era la última oportunidad de ver el edificio en pie, de
formar parte del proyecto de rescate del edificio, de recibir dinero a cambio y
de poder terminar sus días en el, tal cual era su deseo. Esto lo llevará a ser
el responsable material de la demolición del contrafrente del edificio pero
también en el principal beneficiario de la venta de sus partes.
c) el municipio, que creyó, ingenuamente o no, en un proyecto sin el más mínimo criterio profesional, sin ningún control sobre
el inexistente aval profesional de los involucrados y sin pedir ningún tipo de asesoramiento
profesional a organismos o instituciones que hubiesen contribuido con mejores
soluciones al problema del hotel. Los continuos errores del mismo no se
terminan de comprender y resultan casi infantiles a los ojos de cualquiera que
tenga un conocimiento de los procedimientos que implican la realización de
obras arquitectónicas y que han sumido al municipio en el descrédito absoluto.
El expolio de las partes componentes del hotel y la venta de ellas dentro del
ámbito del partido es un hecho incomprensible
que debiera ser penado como así también la nula respuesta a los dictámenes que
los organismos de control han determinado.
A veces recuerdo la facilidad de acceso de
aquellos jóvenes del ya lejano (¿lejano?) grupo inversor, responsable del
desastre de 2012, a las oficinas del Intendente del Partido de General Alvarado
y demás funcionarios gubernamentales y queda claro que, para estos últimos, el
problema que les genera el Hotel Boulevard Atlántico los ha superado. No han
sido capaces ni siquiera de convocar a especialistas u organismos
vinculados con la preservación del patrimonio, ya sea públicos o privados, a
Universidades [1]u
otras casas de estudio y que hubiesen podido aportar sus conocimientos y
experiencia para rescatar al gigante de Mar del Sud, manteniendo los criterios
que las cartas internacionales que regulan la actividad establecen. El mismo
informe de la Defensoría del Pueblo hace mención a esa necesidad que los
actuales hacedores, como actuantes en obras patrimoniales, debieran conocer.
Página del Municipio de General Alvarado. 24 de julio de 2012 |
A mi criterio hay que entender que el que haya obras en el hotel le permite al municipio lavar sus culpas, sus responsabilidades en el desastre del 2012, trasladable también a los otros responsables directos que creyeron la propuesta del grupo inversor y que participaron de las reuniones que estos realizaban mostrando los avances del proyecto y permaneciendo silenciosos ante el desastre del 2012.
Los argumentos de que la continuidad de las
obras son la única oportunidad de llevar el edificio a un estado digno sin sus
balcones caídos, ni revoques descascarados, son falaces, ya que esconden la
claudicación que las obras pueden ser bien realizadas, con controles
profesionales adecuados, con estudios previos que permitan justificar lo que se
hace. Este pensamiento, que sostiene la idea que no importa si en vez de once
hay diez balaustres, que es lo mismo poner un portón que en nada tiene que ver
con el original, o que coloca fechas en su frontis que nunca han estado allí,
minimiza la labor de los especialistas en el tema en pos de terminar las obras
como sea y al costo que sea, como ser la pérdida invalorable de testimonios y
registros de la construcción del hotel, de sus materiales y demás. Lo
importante no es cómo se hacen las cosas sino que se hagan.
El creer que la crítica desestabiliza, el
pensar que uno critica desde el hecho de criticar hacen pasar a segundo plano
los argumentos principales del porqué se critica. Ese es el objeto del gobierno
municipal, no debatir, ya que en el debate de las obras en cuestión no podría
justificar lo actuado.
El hacer visible un problema que se quiere
ocultar molesta a las autoridades, en especial la publicación de noticias
referidas a los hechos acontecidos con las obras del hotel.
El dominio de las redes sociales adquiere entonces
importancia capital, pero a falta de argumentos profesionales las críticas
mutan a descalificaciones y amenazas personales. Quizás lo más sorprendente sea
el uso de calificativos como el de “porteño”, en mi caso particular, o “señora
de Barrio Norte” en el caso de la presidenta de Amigos de Mar del Sud, y que a
modo de agresión reavivan una dicotomía latente entre Buenos Aires y el
interior o entre veraneantes y locales y que tristemente aún tiene muchos adeptos.
Desgraciadamente la demolición del 2012,
generada a partir del proyecto de puesta en valor, alteró para siempre
el patrimonio del hotel. Sólo unos pocos vimos la trampa, padeciendo la
indiferencia social y gubernamental ante nuestras denuncias de que el hotel estaba
en peligro.
Una de las grandes enseñanzas de esta historia
es comprender el comportamiento de la sociedad del lugar ante la irrupción de
un proyecto de estas características, ya que con sus anhelos, sueños y
esperanzas de un futuro mejor, ilusionó a todo el conjunto social de Mar del
Sud.
Quizás haya que aprender a volcar los
conocimientos profesionales propios de la especialidad y que son vistos como de
gran complejidad, y llevarlos a un lenguaje franco y llano que permita
transmitir esos conceptos con claridad y mayor simpleza, pero ¿Cómo convencer
también a un pueblo, que a través de los años se ha acostumbrado a
convivir con trozos del hotel en sus propias viviendas, ya sea
una ventana, un postigón, una falleba, ladrillos, una cama o hasta la barra del bar de su confitería y
cuyo hotel desde siempre ha sido el
proveedor de muchos de materiales en la localidad, de la importancia de
aprender a valorar su propio patrimonio al que desde hace tiempo se lo
considera una ruina?
Celosías y postigos de hotel en viviendas de la localidad. Archivo P. Grigera. 2011 |
El trabajo es arduo, implica educar, enseñar
los valores del hotel, su historia, desconocida inclusive hasta para los
propios chicos de la escuela local. Mar del Sud tiene un rico patrimonio
cultural extensible a los restos del viejo hotel enterrado al norte del arroyo
La Carolina[2], en los restos de barcos hundidos frente a sus
costas y que cada tanto vuelcan su carga en sus playa[3],
en la riqueza paleontológica del área, en el cementerio de los niños judíos
enterrados a la vera del Arroyo La Tigra[4] y en el riquísimo legado de las estancias que
la circundan.
La experiencia vivida determina que es
indispensable que cada municipio tenga una Comisión de Preservación Patrimonial
que vele por la protección de los bienes culturales del municipio, integrada
por sus autoridades, representantes de organizaciones sociales, colegios
profesionales y demás donde puedan ser debatidas y estudiadas previamente
cualquier tipo de intervención
que se realice en obras de valor patrimonial.
Desgraciadamente muchas veces ocurre que
dichas comisiones, que son conformadas
de acuerdo a las ordenanzas sancionadas,
no funcionan como tales ni los municipios recurren a ellas para que se
expidan. El caso de Gral Alvarado es un claro ejemplo de ello, ya que pese a
ser sancionada su formación su actuación fue efímera, hasta que, sumado el
municipio en el mayor descrédito debido a lo sucedido, decidió volver a apostar
por su funcionamiento, tal cual le exigió la Defensoría del Pueblo en su
dictamen de febrero de 2014, pero sin el menor éxito.
El que los bienes patrimoniales sean privados
muchas veces es un impedimento para proteger al bien, ya que los litigios
legales son infinitos así como interminables los procesos que los involucran,
perdiéndose así tiempo precioso que hace a la salvaguarda del bien. Es por ello
que se deben incrementar y favorecer los incentivos que permitan la manutención
de los monumentos, desgravar impuestos así como dotar de apoyo profesional y
técnico a los propietarios de dichos bienes. El Código de Preservación del
Municipio de Gral Alvarado es muy claro al no diferenciar, ante la valoración
de un bien patrimonial, su condición de público o privado.
Es imprescindible publicitar lo sucedido. Así
como en muchas universidades se enseña en base a la casuística, el conocer este
tipo de hechos ayuda a evitar que no se
vuelvan a repetir. Dar a publicitad los hechos permite evitar el manto de
impunidad que los culpables de estos hechos tratan de plantear por todos los medios
a su alcance. El papel de las redes sociales es primordial y es allí donde se
libran muchas batallas y los gobiernos son conscientes de ello y ponen sus
recursos allí buscando ganar la pulseada mediática.
Semanario El Argentino Miramar. 30 de diciembre de 2014 |
Se deben aplicar las leyes existentes que
penan a los responsables de dichos hechos. Si bien las penas son de difícil
cumplimiento, quizás el sólo hecho de llevarlas a cabo permita entender que los
castigos a estos hechos existen, que están perfectamente establecidos y que
deben ser aplicados ya sea a propietarios, profesionales y autoridades
responsables.
Es hora que los distintos colegios
profesionales estudien las distintas incumbencias profesionales necesarias para
trabajar en obras de valor patrimonial. Estas deben ser realizadas por
especialistas en la materia que cumplan ciertos requisitos que los colegios
profesionales deberán establecer. Hay que comprender que las alteraciones de
los bienes patrimoniales son irreversibles y es por ello que
deben existir, en cada etapa de las obras, controles realizados por
especialistas que permitan evitar acciones irresponsables.
En estos últimos tiempos se ha generado en
España un debate acerca de quiénes son los encargados de intervenir sobre
bienes patrimoniales, discusión que sería bueno que también pudiese ser
trasladada a nuestro país. Algunas reglamentaciones españolas refieren a “personal cualificado” pero no aclarando demasiado sobre el alcance
de esta calificación.
La conservadora-restauradora María Prieto
Pedregal[5]
expresa, al referirse a estos temas, que esto deja la puerta abierta a que se
puedan causar graves perjuicios al patrimonio cultural y por lo tanto a la
colectividad y agrega que esto pone de relieve la desprotección de los bienes y
de los usuarios a quienes puede resultar difícil juzgar la calidad de las
prestaciones que deben recibir.
Ya hemos visto, en el caso del Hotel Boulevard
Atlántico, la irresponsabilidad de las personas que actuaron dañando esta joya
de nuestra arquitectura, por lo que creo es imprescindible establecer
incumbencias profesionales que eviten continuar con la destrucción de nuestro
propio patrimonio cultural.
Es hora también que las labores de las ONG
especializadas en el tema cobren mayor difusión, que su voz sea escuchada así
como también la de los organismos públicos especializados en el tema. Debemos
tener un rol más activo, que involucre a todos aquellos comprometidos con la
defensa del patrimonio. Es fundamental que los cursos referidos al tema de la
preservación del patrimonio incluyan la necesidad de formar a los profesionales
con herramientas que les permitan tener un discurso accesible ante la población
en general y que no vean al especialista como un ser alejado de la realidad o
como un “preciosista”.[6]
Finalmente, sería bueno que así como se
debieran respetar en toda intervención patrimonial las distintas épocas del
monumento, pudiesen quedar como testimonio de la sinrazón los muros derruidos
del contrafrente como un mudo testigo de lo que nunca debió ocurrir, hay
sobrados ejemplos en nuestro país y en el mundo de magníficas actuaciones
profesionales que han logrado rescatar edificios ruinosos consolidándolos y
haciéndolos partícipes del patrimonio de municipios, que han tenido el tino e
inteligencia de saber qué hacer con su propio pasado.
El caso del Hotel Boulevard Atlántico debe
servir de ejemplo, y ya que las penas por estos delitos son de difícil
cumplimiento, que estos hechos reflejen lo que nunca debió ocurrir.
[1] En 2008 la
Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba en conjunto con la Universidad
Nacional de Mar del Plata estuvieron trabajando en el Hotel Boulevard Atlántico de
Mar del Sud relevando el edificio y realizando tareas vinculadas con el estudio de las características del
edificio las cuales fueron presentadas en Miramar en octubre de 2009.
[2] Mar del
Sud fue fundado a principios de 1888 al norte del arroyo La Carolina. Lo que
hoy conocemos como Mar del Sud incluye la urbanización realizada al sur de
dicho arroyo y que conocida como Boulevard Atlántico fue el inicio de la
población a partir de la construcción de un hotel, el Hotel Boulevard
Atlántico. El proyecto al norte del Arroyo La Carolina también se iniciará a
partir de la construcción de un hotel que funcionará una temporada y que caído
el proyecto inicial debido a la crisis de 1890, sus restos serán cubiertos por
la arena. En el año 2010 su ubicación
fue determinada con exactitud por Laureano Clavero abriéndose perspectivas
interesantes para iniciar su prospección arqueológica.
[3] El sector de costa entre Mar del Sud y Centinela del Mar,recibe,desde hace años restos
de cerámica correspondientes a la carga de un naufragio. Clavero ha determinado
su correspondencia a losa de la firma inglesa Spode, propia del siglo XIX.
[4] Entre
enero y abril de 1892 el Hotel Boulevard Atlántico recibió como huéspedes a un
grupo de inmigrantes judíos conocidos como los Pampistas por ser el Pampa el
barco que los trajo a nuestro país, previo a su destino final en las colonias
entrerrianas. A causa de una epidemia de tifus o quizás psitacosis algunos
pequeños murieron en Mar del Sud siendo sus restos enterrados al otro lado del
Arroyo La Tigra desconociéndose su ubicación exacta.
[5] La
Conservación y Restauración de bienes culturales, una profesión en busca de
regulación. María José Prieto Pedregal. Conservadora-Restauradora. Revista ph
86, octubre 2014. Debate 3. El futuro de la conservación-restauración de bienes
culturales. Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
[6] Este término, utilizado hacia mí como una descalificación
por entender que las obras encaradas en el hotel carecían de los criterios
profesionales necesarios, es el sentir de muchas personas, que ven el accionar
profesional del especialista en Preservación del Patrimonio como una actividad quizás
demasiado específica y que no justifica ese
“preciosismo” que cualquier profesional debiera pregonar ante un bien de las
características del Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud.
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