Hace
muchos años atrás, cuando asistía al
Curso de Posgrado en Preservación, Conservación y Reciclaje del Patrimonio en la Universidad de Buenos
Aires, nos contaron la historia de un viejo profesor de la escuela de Bellas
Artes de Varsovia, que ante la inminencia del estallido de la Segunda Guerra
Mundial, no dudó en salir con sus alumnos a registrar moldura por moldura los
viejos edificios del centro histórico de la ciudad.
Terminada
la contienda estos servirán de base para la reconstrucción de aquellos edificios a los que la guerra había convertido en
escombros, proeza realizada por un sinnúmero de arquitectos, restauradores y
trabajadores, sentando un precedente único y que servirá de referencia para
otros casos posteriores. Fruto de este trabajo conjunto y que involucró a toda
la sociedad polaca, su barrio histórico, el “Stare Miasto”, será inscripto por
la Unesco en su lista de Patrimonio de la Humanidad en 1989.
Laureano
Clavero viene trabajando desde hace muchos años, a partir de la publicación de
su blog “Donde Sopla el Viento”[1],
en la recopilación de historias de Mar del Sud dando a publicidad aspectos poco
conocidos de la localidad, pero también ha realizado un trabajo de registro
fotográfico sistemático y exhaustivo del Hotel Boulevard Atlántico y que tiene
un valor incalculable. Quizás al igual que el viejo profesor polaco, la monumental
tarea de Laureano, no sólo sirva para reconstruir la arquitectura del hotel
sino también para ilustrar, con la maestría de sus imágenes, el estado previo
del edificio a la demolición sufrida por el contrafrente del mismo, y de la cual el actual poseedor es responsable, realizada en los primeros meses de 2012 y coincidente con el
proyecto faraónico de puesta en valor que planeaba realizar el Grupo Marum y del cual, esas acciones, han sido su consecuencia.
Esas
imágenes, tomadas previamente a la demolición, pueden ser comparadas con otras
fotografías, las que, con fecha inmediatamente posterior a la catástrofe, ilustran
perfectamente el alcance de dicha destrucción.
Este
trabajo quiere hacer hincapié también en descartar de plano el falaz argumento de
que a causa del mal estado del edificio se realizó su demolición para así poder
convalidar el hecho atroz de la venta de las partes originales componentes del
edificio con un fin meramente económico, prueba de ello son las más de cuarenta
carpinterías, postigones, los cientos de metros cuadrados de pinotea, las
barandas de sus alas de habitaciones y tantas otras piezas vendidas y perdidas
para siempre, que han diezmado en un corto plazo de tiempo al patrimonio del
edificio.
En notas anteriores habíamos definido al Gambismo “como el hecho de apropiarse de un bien patrimonial, legal o ilegalmente, ejerciendo conductas personalistas que impiden el rescate del bien patrimonial. Este tipo de escuela ejerce conductas mitómanas que tratan por todos los medios de acrecentar el culto a la personalidad del poseedor del bien en detrimento de la del propio edificio, no distinguiéndose quién es más importante si este o aquel”. Esto agregábamos “lleva indefectiblemente a la ruina, a la decadencia y a la pérdida del bien patrimonial a partir de la destrucción y venta de sus partes como un modo de solventar la vida del poseedor del bien”.
Esperemos finalmente que este trabajo pueda hacer tomar conciencia de la necesidad de encarar un proyecto de intervención profesional del hotel así como detener el desguace sistemático del edificio y efectuar los castigos que la ordenanza denominada Código de Preservación Patrimonial de General Alvarado[2] perfectamente establece: “Las infracciones a la presente ordenanza serán sancionadas con multa al propietario y profesional interviniente, que se graduará en proporción a la gravedad de las mismas, entre 1 y 250 salarios mínimos del agente municipal con horario completo, así como la restitución al estado anterior de las cosas, si esto fuera posible…”.De lo contrario, estaremos dejando sin castigo a todos aquellos que pergeñaron tamaño atentado al patrimonio arquitectónico, cultural e histórico de General Alvarado y, dadas las características únicas del edificio, del de todo nuestro país.
Un especial agradecimniento a Laureano Clavero por las fotografías del antes del desastre, al Chino Albertoni y, a Pablo .... , por las posteriores a la demolición.