Este trabajo fue realizado a principios de 2013 en respuesta a todo lo que estaba aconteciendo con el proyecto de puesta en valor del el Hotel Boulevard Atlántico. Fue presentado en agosto de ese año para participar en el Premio Anual de Arquitectura, Urbanismo y Teoría del Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires 2013.
Este escrito ha circulado también entre especialistas del tema patrimonial, estudiosos del arte, autoridades culturales, colegas y amantes de Mar del Sud poniéndolos al tanto de la situación.
La presencia de imágenes, que fueron modificadas con posterioridad, testimonian la intención original de los proyectistas en relación al hotel y el poco profesionalismo de la propuesta.
La presencia de imágenes, que fueron modificadas con posterioridad, testimonian la intención original de los proyectistas en relación al hotel y el poco profesionalismo de la propuesta.
Visto y considerando las actuales circunstancias, he decidido publicar en este blog el trabajo que quedará como antecedente de lo que nunca debió ocurrir..
“ Buenos Aires ha avanzado borrando sus pasos…
ha echado abajo, como quien cambia de
muebles y de casa en épocas de prosperidad, su pasado, sus edificios
públicos….Ha demolido la arquitectura pero ha derribado también su historia,
sin que se sepa cuál es el motivo determinante si este o aquel” Ezequiel Martínez Estrada.
Similitudes.
Las problemáticas que presentan en la actualidad muchos
edificios de fines siglo XIX son ciertamente coincidentes.
Las mismas líneas estilísticas, similares
materiales y respuestas a los problemas constructivos marcan coincidencias
manifiestas así como también son similares las respuestas que se han dado a
través del tiempo en las intervenciones realizadas en muchos de estos
exponentes de nuestra arquitectura.
Hace muchos años siendo estudiante del Posgrado
en Preservación, Conservación y Reciclaje del Patrimonio Urbano, Rural y
Monumental de la Universidad de Buenos Aires, realizamos los estudios para generar
una propuesta de rescate al edificio de la Escuela Normal Superior Nº1 “Roque
Saenz Peña”, ubicada en la manzana delimitada por las Av Córdoba, Riobamba,
Ayacucho y Paraguay de la Capital Federal.
Escuela Superior Normal 1.Año 1900. |
Este edificio, obra del arquitecto Ernesto Bunge[1], fue
construido a partir de 1880 en varias etapas, ya que la falta de fondos obligará
a la construcción, en una primera instancia sólo del frente sobre la Av Córdoba.
A partir del año 1885 y ante la necesidad de mayores espacios se inicia la construcción del ala central ocupada por el salón de actos, con lo que la planta del edificio asemejará inicialmente a una “T” conformando así dos patios separados por esta nueva construcción. Esta nueva ala se terminará de construir recién en 1890, pero será a partir de 1900 en que se completa el edificio ocupando así la totalidad de la manzana.
A partir del año 1885 y ante la necesidad de mayores espacios se inicia la construcción del ala central ocupada por el salón de actos, con lo que la planta del edificio asemejará inicialmente a una “T” conformando así dos patios separados por esta nueva construcción. Esta nueva ala se terminará de construir recién en 1890, pero será a partir de 1900 en que se completa el edificio ocupando así la totalidad de la manzana.
Planta Baja. Escuela Normal Nº1. Roque Saenz Peña. |
Este edificio es un fiel exponente de los
criterios proyectuales empleados en el diseño de escuelas a fines del siglo
XIX, destacándose sus amplias aulas, sus techos altos, sus amplios patios y un
eje de simetría marcado enfatizado en un
importante hall de acceso que remata en una imponente escalera y vitral. Su
ubicación, en diálogo con el edificio de Aguas Corrientes y con otros
exponentes de nuestra arquitectura
escolar como el Colegio La Salle , del Salvador y el Palacio Pizzurno, marcan
la importancia patrimonial de este sector de nuestra ciudad.
El arquitecto Gustavo Brandariz [2]en
su trabajo “El Pensamiento Sarmientino en la Arquitectura Escolar” se
refiere a estos edificios sosteniendo
que: “Hoy vivimos tiempos en que los niveles de ignorancia han vuelto a ser
muy preocupantes; así y todo, no todo está perdido. Pese a las sinrazones que
nos dominan, heredamos una teoría valiosa y un buen número de edificios de calidad
y jerarquía, que resulta indispensable preservar. Mucho se ha perdido pero aún
es mucho lo que se conserva y en un estado que aún hace posible su feliz
recuperación. Hacen falta capitales
pero, sobre todo, hacen falta ideas: ideas que revaloricen este legado, no
por nostalgia hacia un tiempo glorioso pero ya ido, sino por convencimiento de
que es deseable continuar en el tiempo la vigencia de unos principios que,
cuando se aplicaron, dieron buenos frutos. La educación griega heroica dio por
fruto la Atenas de Pericles; la siembra sarmientina dio por fruto el país del
Centenario y de los tiempos de Alvear, el país al cual venían millones de
inmigrantes y que llegaba a ubicarse en el 5º puesto en el mundo en reservas de
oro” .
En julio de 1972 el Ministerio de Educación firma un convenio para construir un Centro Integral
de Educación según las resoluciones 1813 y 2357 del 19 de julio y 1º de octubre
de 1973 para lo cual se plantea la demolición total del edificio. La obra es
encargada a los arquitectos Rosetti y Preocupez bajo las directivas de la
Dirección Nacional de Educación.
Proyecto año 1972. Arq. Rosetti. |
Ya en 1972 la Comisión Nacional de Museos,
Monumentos y Lugares Históricos en referencia a los intentos de declarar al
edificio Monumento Histórico expresaba que “que
el inmueble no reúne las condiciones que deben darse para ostentar tal
declaración, su antigüedad es relativa, su arquitectura es la común de los
edificios de la época, no se ha registrado en su ámbito ningún episodio
histórico y su vinculación con las ilustres figuras que allí dictaron cátedra
no es fundamento que avale dicha solicitud”.
En 1974 se licitan las obras de la primera etapa
pero la Asociación de ex alumnos de la escuela se opone fuertemente y comienzan
las tratativas para declarar al edificio Monumento Histórico Nacional y así
evitar su demolición.
En Septiembre de 1975 el Honorable Congreso de la
Nación sanciona la ley 21.181 que declara a la Escuela Normal Nº1 de Profesores
Presidente Roque Saenz Peña como Monumento Nacional, hecho que pone un freno a
la demolición de la escuela pero que no logra salvar el sector sobre la calle Riobamba
que ya había sido demolido aprovechando los baches legales y las divergencias
de opinión en relación a su valoración.
En 1976 la Comisión Nacional de Museos,
Monumentos y Lugares Históricos aconseja nuevamente desafectar al bien como
Monumento Nacional a los efectos que pueda levantarse el edificio del Centro
Integral de Educación, pero unos meses más tarde manifiesta que podría separarse de la
demolición la “parte noble” ( la más antigua)
del edificio que podría ser considerada
de interés histórico a los fines de su conservación.
A partir de esta opinión de la Comisión Nacional
comienza el estudio de alternativas que permitan la protección de parte del
edificio a la que anteriormente había calificado como carente de méritos para
ser declarada Monumento Histórico.
Será recién en 1978 en que el Presidente de la
Nación Argentina sanciona y promulga la ley 21.853 que sustituye el artículo 1º de
la anterior ley, la 21.181 y que declara “Monumento
Histórico a la parte noble y más antigua del edificio de la Escuela Normal Nº1
de Profesores Presidente Roque Saenz Peña sita en la Av Córdoba 1951 de la
Ciudad de Buenos Aires y que comprende el
sector de la fachada principal correspondiente al vestíbulo de acceso, escalera
principal, dirección y biblioteca hacia la calle Riobamba…”
Proyecto final. Arq. Rosetti. |
Todos estos hechos determinan el fin del proyecto
que planteaba la demolición total del edificio para construir el Centro
Integral de Educación ya que se establece que se deberá adecuar el proyecto de la
Dirección Nacional de Educación a la nueva realidad que mantiene intacto el
frente sobre la calle Córdoba y es por eso que se inician las obras que
permitirán ocupar el resto de la manzana no protegida por la declaratoria
citada.
Finalmente, por decreto 437 del año 1997 y en
cumplimiento de las precisiones establecidas en la Carta de Venecia y siguiendo
los criterios actuales de preservación del patrimonio, se establece necesario
extender la declaratoria de Monumento Histórico Nacional al sector
correspondiente de la Av Córdoba desde el vestíbulo de acceso hasta la calle
Ayacucho y al ala oeste sobre esta misma arteria hasta la calle Paraguay con lo
que se salva este sector al que el proyecto original de declaratoria obviaba.
Al día de hoy el nuevo edificio ocupa gran parte
de la manzana ubicándose su fachada principal sobre la calle Paraguay y
laterales sobre Riobamba conservándose solamente del edificio, proyectado en
las distintas etapas, las fachadas sobre Ayacucho y la Av Córdoba.
El edificio ha sido cortado abruptamente dando
como resultado medianeras que en algunos
casos han sido revocadas, en otros, como en los del ala central, han quedado cortados los arcos de sus
galerías como mudo testigo del pasado y en la fachada de Ayacucho y Paraguay se
ha resuelto el problema ubicando una escalera de emergencia y generando un
acceso vehicular al patio NO, en el cual se han demolido agregados posteriores
a su construcción.
A partir de la irrupción del nuevo edificio se
han perdido las rejas y pilastras perimetrales así como también se han
multiplicado los accesos al edificio perdiendo con ello coherencia sus
circulaciones. La vinculación entre los edificios está pésimamente resuelta y
el diálogo proyectual entre uno y otro edificio es nulo.
Planta Conjunto. Dibujo del Autor
|
Como podemos observar todos estos hechos tienen como principal perjudicado al edificio de la escuela, ya que si entendemos que los bienes patrimoniales no son renovables, cualquier alteración de este tenor es irreversible y todos estos dichos quedan perfectamente reflejados en la actualidad del Normal Nº1.
Fotografía del autor. |
Fotografía del autor. |
El desarrollo de estos hechos en el tiempo nos
permiten observar situaciones repetitivas también en otros edificios similares,
como ser que con la excusa de su deterioro siempre existen proyectos iluminados
que no dudan en hacer tabla rasa con estos edificios.
Es habitual que en el transcurso de las
discusiones sobre su futuro, se aprovechen estos tiempos para demoler sectores enteros
de los edificios o desmantelar elementos de los mismos, ya que debido a
la carencia en muchos casos de protección legal y a la desidia de los
gobernantes y organismos de control, se
aprovechan de esas situaciones para volver irreparable el daño.
La carencia de catalogación de los mismos
conspira muchas veces a esa valoración, que muchos actores interesados reducen
para desmerecer los valores de los edificios y así poder desarrollar sus
propios proyectos contrarios al respeto que todo bien patrimonial de este
calibre debe poseer.
Los resultados de las intervenciones, en la
mayoría de los casos, son de pésima calidad ya que en esa lucha de intereses se
ven acotados los alcances de las intervenciones, se ven afectados los flujos de
fondos ante el descrédito que implica la publicidad de estos hechos y por ende
casi nunca se terminan de intervenir con los consiguientes perjuicios que esto
genera.
Lo singular del caso es que una buena
intervención, sin demoler al edificio o partes de el, son posibles y hubiesen
permitido mantener las características del edificio original y en diálogo con
lo existente, potenciar las características del edificio.
El arquitecto Brandáriz refiriéndose a las
intervenciones en este tipo de edificios señala que:
“La
adaptación de estos edificios es fácil y su costo es menor del que suele
imaginarse. En segundo lugar, los edificios con historia tienen un valor
agregado que es de gran utilidad para la educación. Es como si el eco del
pasado estuviera aún contenido entre sus paredes, transmitiendo mensajes
enriquecedores. La tradición es un capital y no un lastre. Una Escuela por
cuyas aulas han pasado generaciones anteriores es una escuela poblada de
significados.
Pero
aquellas escuelas sarmientinas, además, tienen una especial virtud. En ellas el aula es distinta al patio
y éste es distinto al salón de actos. Tantas y tan marcadas diferencias no eran
casualidades.
En el diseño de aquellos edificios, se tomaba como premisa que los ámbitos
debían ser adecuados a la actividad que en ellos habría de desarrollarse. De
ese modo, un salón de actos tenía las dimensiones, las proporciones, la forma y
la decoración adecuadas al recinto para una ceremonia. En tanto, el patio
estaba diseñado como el ámbito de la distención”[3]
Quizás haya que ser más persuasivo para mostrar las
ventajas de actuar con criterios acertados y así poder llevar a cabo proyectos
que serán de un fuerte compromiso con las sociedades que los cobijan.
Gobernantes, inversionistas (públicos o privados)
, profesionales y ciudadanos deben mancomunadamente bregar por la preservación
de los bienes patrimoniales, legado de las viejas generaciones, entendiendo a
la preservación como una operación para poner a salvo al edificio del paso del
tiempo y que esas intervenciones permitan mantener un equilibrio entre lo nuevo
y lo existente, entre “la memoria del
pasado y el proyecto del futuro”.
Italo Calvino, en su Ciudades Invisibles se
refería a la ciudad de Zora: “Inutilmente
he partido de viaje para visitar la ciudad de Zora. Obligada a permanecer igual
a si misma para ser recordada mejor, Zora languideció, se deshizo y desapareció”.[4]
Quizás la metáfora de la ciudad de Zora nos
permita comprender que los edificios al igual que las ciudades deben adecuarse
a las realidades actuales, conservando
aquellos testimonios del pasado e interviniendo con técnicas y criterios
contemporáneos que puedan diferenciarse de las de antaño pero sin caer en la
caricatura que falsifique su historia y valores, y que les impida reconocer en
ellos las características adquiridas en el tiempo.
Enseñanzas.
Durante la presidencia de Francois Mitterand
(1981/1995) se encararon en París las
obras del “Gran Louvre” tendientes a incrementar la superficie de exposición
del museo a partir del traslado de algunos sectores ocupados por oficinas gubernamentales
y a la realización de un proyecto de intervención que abarcase al Palacio Real del Louvre.
Este edificio ubicado en la margen derecha del
río Sena fue la vieja residencia real hasta que en 1682 fue trasladada a Versalles. Fue también sede del
gobierno y en sus orígenes una fortaleza medieval que cubría defensivamente el
sector norte de la ciudad de París.
A partir de su asunción, Mitterand pone al proyecto como una prioridad de su gobierno
para lo cual nombra a Emile Biasini para
que estudiara la viabilidad del proyecto.
Para ella se encarga el mismo al arquitecto
sino-estadounidense Ieog Ming Pei (1917) quien tenía una gran experiencia
profesional al diseñar edificios emblemáticos como el Johnson Museum of Art en
Ithaca, EEUU (1976), el East Wing of the
National Galery of Arts de Washington (1978), el J.F.K Library de Boston
(1979) entre los más importantes.
Pei, consciente del desafío, no acepta de inmediato el encargo ya que “necesitaba 4 meses para investigar y
explorar el proyecto antes de aceptarlo. Tenía que estudiar la historia de
Francia antes de cualquier intervención”.
Una vez aceptado el encargo propone la construcción de una pirámide de
vidrio y acero que serviría de acceso principal al museo, hall a partir del
cual se accede a los distintos niveles del viejo palacio y a los nuevos
sectores diseñados bajo el patio, hoy imprescindibles en todo museo moderno,
como cafeterías, auditorios, librerías, salas especiales, etc.
Esta dicotomía entre lo viejo, el palacio, y lo
nuevo, la pirámide, marca un perfecto diálogo entre el ayer y el hoy, un
contrapunto de tecnologías y modos de construir que han convertido a la
pirámide en una obra de arte en sí mismo.
Museo del Louvre.http://turismo.org/museo-del-louvre/ |
Al iniciarse las obras de excavación se
detectaron numerosos vestigios del pasado de la ciudad, ya que por su
ubicación, vecina al río Sena y al norte de la Paris fundacional, el palacio se
ubicaba sobre la vieja fortaleza medieval del siglo XII. En el transcurso de
las excavaciones se detectaron sus restos y en especial los de una de sus
torres, el Donjon.
Conscientes del hallazgo las autoridades
francesas le otorgan a los arqueólogos casi un año para desarrollar sus tareas,
con lo que ello implicaba en el cronograma previsto de las obras.
Los hallazgos realizados eran de tal valor que
determinarán finalmente la adecuación del proyecto presentado por Pei al
descubrimiento realizado de los restos de la torre, y a su inserción como un
atractivo más del museo.
Quizás
estos hechos muestren una enseñanza en como la cooperación interdisciplinaria
entre los distintos actores culturales y el gobierno francés pudieron llevar
adelante el desarrollo de esta intervención. Para los gobernantes, el atraso de
las obras pudo causar perjuicios políticos al igual que al arquitecto Pei, ya
que el descubrimiento de los restos medievales lo obligaron a realizar
nuevamente el proyecto, pero queda claro que con la inauguración de la pirámide
en 1989 se logra convertir al museo del Louvre en un atractivo único de la
capital francesa y al Donjon en una de sus máximas atracciones.
A partir del año 1997 comencé el estudio de la
arquitectura e historia del Hotel
Boulevard Atlántico de Mar del Sud.
Este emblemático edificio es quizás el último
exponente en pie de la arquitectura hotelera en los centros de veraneo de fines
del siglo XIX.
Construido por el Banco Constructor de La
Plata, entidad fundada en 1884 que basó su éxito en la compra y venta de tierras
y en la propia especulación financiera, la crisis de 1890 impidió que el
proyecto de desarrollo de Boulevard Atlántico (Mar del Sud)[5],
con el hotel como emblema, se llevara a cabo y será recién en las primeras
décadas de siglo XX que comenzará a funcionar como tal.
Hotel Boulevard Atlántico. Mar del Sud.1945. Archivo Pablo Grigera.
|
Este edificio academicista con planta en peine
conformando dos patios, ocupa la mitad de la manzana estableciendo un corte
abrupto en relación a la mitad restante de la misma. Quizás esa negación del
contrafrente presuponga algún futuro crecimiento, lo cual, como hemos visto en
el caso del Normal Nº1, era
habitual, al no poder realizarse el edificio en una sola etapa.
Posee un marcado eje de simetría enfatizado en
sus fachadas y en su acceso principal materializado en su única escalera de
madera.
Planta Baja del Hotel. Folletería propaganda 1934-1935. Archivo Valeria Schweitzer de Arzac. |
La pureza de sus líneas es aún distinguible
pese a los crecimientos que ha sufrido el edificio en el transcurso del tiempo
en especial en lo referido a dotar de áreas de servicio al hotel, de las que
originariamente carecía en la escala necesaria para satisfacer los nuevos
requerimientos hoteleros y que determinaron la creación de un tercer patio, el
de servicio.
Se desconoce la autoría del edificio pero,
dada su presencia en el Consejo de Administración del banco, podríamos suponer que el arquitecto
Juan A. Buschiazzo y su estudio profesional, no debió ser ajeno a su
realización.
El edificio fue construido a partir de 1890 y
hacia 1894 estaba concluido en su exterior tal cual atestiguan las fotografías
más antiguas que se conservan y que datan de 1894 en las cuales se observa, a
diferencia de las fotos posteriores, la
falta de rejas perimetrales y de la presencia de la crestería de su cumbrera y
otro diseño en las claraboyas de su mansarda.
Este edificio es un notable ejemplo de los
tipos y formas constructivas de fines del siglo XIX y que aún se mantienen en
el mismo. Sus forjados de madera cubiertos de pinotea nos retrotraen a tiempos
pasados donde la dificultad de obtener perfiles normalizados de hierro era
habitual, y más en este caso donde la logística necesaria para proveer al
edificio de materiales de construcción debió ser muy dificultosa. Es por eso
que uso se reduce a lugares puntuales del edificio, como galerías y balcones.
Su mansarda de pizarra esconde cabriadas de
madera de increíble factura y belleza así como aún es posible encontrar bellas
fallebas y elementos de cierre que se empecinan en permanecer en el edificio.
Sus solados de mosaico y hasta alguna baldosa
francesa Pierre Maurel engalanan sus patios y galerías sobreviviendo al paso
del tiempo.
Quizás su difícil acceso, la poca publicidad
de Mar del Sud como localidad balnearia, la falta de caminos asfaltados (llegó
en 1987) y la no llegada del ferrocarril, hayan contribuido a que se mantenga a
resguardo del turismo masivo y por ende se haya mantenido a través del tiempo.
Otros congéneres con los que pensaba rivalizar
han sido demolidos, como el Bristol Hotel
de Mar del Plata (1888). Sólo el hotel Quequén de 1895 se mantiene en
pie dentro de la categoría de hoteles realizados en los centros de veraneo al
igual que otros emblemáticos, como el Hotel Las Delicias de Adrogué y el Tigre
Hotel, también han desaparecido.
Desgraciadamente el paso del tiempo ha hecho
estragos en el edificio, pero pese a permanecer clausurado desde mediados de la
década del 90’, sus lineamientos proyectuales principales permanecen aún sin
sufrir grandes alteraciones.
Marzo de 2012 deberá ser recordada como la
fecha del inicio del desmantelamiento del contrafrente del edificio. A partir
de rumores que hablaban de la venta en paquetes de los pisos de pinotea de
las habitaciones del hotel, fue posible
advertir que el saqueo no se contentaba sólo con ese botín ya que también fueron desamuradas y
vendidas a corralones locales alrededor de 40 puertas correspondientes a las
habitaciones de los patios, desmanteladas sus cubiertas y entrepisos de madera.
Lo que no pudieron hacer los años, el clima y las crisis durante más
de 120 años, en un cortísimo período de
un mes o quizás más el mal accionar humano destruyó para siempre un pedazo
enorme de este invalorable testigo de la
arquitectura de fines del siglo XIX en los centros de veraneo.
Como siempre ocurre, los avisos no fueron suficientes, y su
contrafrente rodeado de vegetación espesa, el perfecto camuflaje para
pergeñar tamaño atentado.
El criterio quirúrgico del desmantelamiento
ocultaba algo, se presentía, no podía ser casual. Si bien el actual poseedor
del bien ha realizado modificaciones, vendido pizarras, postigones,
mobiliario o fallebas del hotel, nunca
se había atrevido a tanto, quizás sus sueños de verlo nuevamente en
funciones le impidieron durante tantos
años traspasar esa barrera, pero
desgraciadamente a partir de los hechos relatados las cosas cambiaron definitivamente.
Las reacciones no se hicieron esperar, notas
periodísticas en radios y periódicos[6]
se hicieron eco del desastre al igual que asociaciones civiles y particulares
alarmados por lo que estaba ocurriendo. Fueron presentados pedidos de
explicaciones al Intendente y a la fiscalía de la provincia, poseedora del
expediente sobre la herencia vacante del edificio, pero los tiempos de la
justicia y los de la política son muchos más lentos de los que
desmantelaron el edificio.
Un tiempo después pudimos empezar a entender
la sinrazón ya que fue presentado ante los medios locales y ante el propio intendente
un proyecto de intervención del Hotel Boulevard Atlántico en el que se suprimía
el ala central de habitaciones que dividía sus dos patios.
Si tomamos como cierto que , y tal cual lo
demuestra la página web del emprendimiento, el proyecto se inicia en febrero de
2012, sus responsables no pudieron estar ajenos a este hecho en flagrante
contravención con las leyes y reglamentaciones municipales vigentes.
Se propone la demolición del ala central
desconociendo el valor que esta tiene en la historia del hotel y en los modos
de habitar de este edificio decimonónico, con lo cual se hablará del patio y no
de los patios del hotel, proponiéndose incluso, según se puede observar en los planos de la intervención, la remoción de las
centenarias palmeras, testigos principales
de sus más de 120 años de historia.
El proyecto plantea la construcción de
viviendas en la mitad posterior del terreno así como la erección de un centro
cultural en el sector NE del terreno que ocupa el hotel, donde antes se ubicaba
el área de servicio del mismo. La implantación de los distintos proyectos en el
terreno nos permiten inferir ciertas conclusiones:
Se propondría la demolición de los extremos de
las alas del hotel con el fin de que se puedan ubicar tanto la pileta de
natación proyectada como el edificio Marum Tigra, prueba de ello es que el
edificio original ocupa la mitad del terreno es decir 43,33m y presenta un
cierre abrupto
hacia el terreno del fondo, decisión muy clara
desde el punto de vista proyectual, adoptada por sus proyectistas originales,
ya sea con el fin de ocupar el resto de la manzana con posterioridad o quizás
en erigir un edificio simétrico al original.
Si observamos con detenimiento en los planos
presentados del proyecto, el edificio del hotel ocupa menos de la mitad de la
manzana y presenta seis ventanas laterales en vez de las siete originales. O
creció la manzana proyectada por Juan Eugenio Moy[7]
o se redujo la superficie del hotel, siendo este hecho de una gravedad
importante ya que si los planos que aparecen en la página web del proyecto son
a escala , lo cual parece ser cierto, se demolerían aproximada-mente 3,55m del
edificio que son los que corresponden al
último recinto, los baños, de cada una de las alas. Entendemos estos hechos con
una grueso error de los proyectistas que
publicitan la puesta en valor del
edificio, pero priorizan la ubicación de la pileta y el complejo Marum Tigra en
detrimento del Hotel Boulevard Atlántico al que pregonan rescatar.
La implantación del EVAA, sugiere que la
distancia entre este edificio y el hotel no excede los 5m, peligrando las
condiciones de habitabilidad de las habitaciones proyectadas así como será muy
fuerte el impacto
sobre la acera de la calle 13.
La imagen renderizada no condice con la
implantación del edificio ni siquiera con su geografía ya que pareciera
divisarse un incremento del sistema de Tandilia hacia la zona de La Ballenera,
si es que esa imagen está referida al futuro proyecto.
La escalera actual del hotel se encuentra más
alejada que en el proyecto de intervención lo cual presupone
la demolición total de la misma así como de todos los interiores del
edificio, según se puede observar,
proponiéndose un simple “fachadismo” en vez de una real intervención que
preserve los valores y potencialidades del edificio, utilizando terminología
que aparenta respetar la historia y la condición del edificio cuando en
realidad lo único que se intentaría respetar es la fachada principal, ya que las
laterales como hemos visto han sido cercenadas en más de 3,50m.
Se habla de salones de la “belle epoque”,
cuando en realidad nunca existieron como tales en la planta alta, si no que
fueron simples habitaciones, desvirtuando la historia real del edificio y
haciendo creer de su existencia como un fin prestigioso de propaganda para el
alquiler de los mismos.
No queda clara la interacción entre la
mansarda y el tercer piso agregado ni el diseño de las fachadas interiores. Se
proponen habitaciones en la mansarda cuando estucturalmente se hace inviable
por el entramado de cabriadas y la imposibilidad de iluminar y ventilar a las
mismas por las pequeñas ventanas existentes ,
lo cual permite inferir el desmantelamiento de la estructura de las misma en
pos de agregar un piso de habitaciones al hotel con el consiguiente daño
patrimonial a la estructura de la mansarda ejecutada magistralmente por los
artesanos que la realizaron.
La demolición de amplios sectores del edificio presuponen la pérdida total de materiales, sistemas
constructivos y tecnologías propias del siglo XIX que son de un valor incalculable
así como el nuevo proyecto desconoce o hace caso omiso a la conservación de los
criterios compositivos propios de la arquitectura academicista, lo cual representa una enorme
pérdida. Las acciones de marketing utilizadas para dar a conocer el proyecto,
la publicidad en medios, blogs, etc. emplean verdades maliciosas con tal de
reforzar el prestigio del emprendimiento dando a entender la participación y
aceptación del proyecto por parte de
personalidades e instituciones prestigiosas sin que ellas hayan dado su
consentimiento ni apoyo al proyecto.
El escaneo de imágenes referenciales
pertenecientes a otros ámbitos permiten reforzar la idea del proyecto generando
confusión en relación a los espacios que representan.
La seguidilla de referencias erróneas con
referencia a su historia nos permiten suponer un nulo conocimiento de su
pasado, errores manifestados en: suponer la fecha de construcción en 1880; el
nombrar al proyecto erigido en 1890 por el Banco Constructor de La Plata como
Mar del Sud , cuando en la realidad el proyecto se denominaba Boulevard
Atlántico; nombrar al Partido de General Alvarado como cobijo del proyecto
cuando en realidad pertenecía al Partido
de General Pueyrredón; la mención del traslado de inmigrantes judíos a las
Colonias Santafesinas del barón Hirsch [8]en
vez de Colonias Entrerrianas. Todos
estos errores infantiles refuerzan la idea de la poca rigurosidad empleada por
los hacedores de la página en comprender su historia en contradicción con la importancia
que se pregona en rescatar al edificio y ponerlo en valor.
El texto que resume la historia del hotel en
la página del grupo inversor demuestra
que las reuniones realizadas con las personalidades mencionadas no parecen dar
los frutos que se proclaman ya que es incomprensible que los datos volcados a
la misma reflejen el sinnúmero de errores que
esta presenta y que cualquiera de los especialistas nombrados hubiese
podido subsanar o quizás haya que entender a estas reuniones como una simple
cortina de humo para mostrar la participación de estas personas y con ello
dotar de prestigio al proyecto.
¿ Podemos pensar entonces y en relación a lo
antes expresado que la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares
Históricos pueda avalar la demolición
del interior de un edificio que aspira a
ser Monumento Histórico Nacional o aceptar el recorte de sus alas laterales en
más de 3,50m para favorecer la implantación de una pileta y de un edificio de
viviendas ? ¿Podemos creer que la imagen del EVAA que aparece en la página web
del proyecto pretenda representar los deseos de sus desarrolladores para el
espacio cultural sin considerar en lo más mínimo el entorno en el cual se
quiera implantar que inclusive presenta
montañas de fondo? ¿Podemos creer que la historia del hotel escrita en la
página web fue realizada por alguna de las personas mencionadas en ella que
conocen la historia del edificio en profundidad pero que evitarían cometer la
profusión de errores alarmantes que esta presenta?
Creemos que esto es sólo un mero acto discursivo que reafirma que
el verdadero interés del grupo inversor no está en preservar el Hotel Boulevard
Atlántico ni ponerlo en valor sino en hacer uso de su prestigio para la
venta de las unidades de vivienda y con
ello financiar al resto del edificio. Si esto fuera acertado se podría discutir
este punto ya que sería genuino obtener financiamiento para recuperar el hotel
de la venta de viviendas, lo que es indiscutible es que no se puede cercenar el
edifico para ubicar una pileta y un edificio de vivienda, lo cual nos hace
pensar que la única manera de ubicar las viviendas y dar “escala” a sus piletas
era demoliendo el ala central, quedando así de manifiesto el papel secundario
que representa el edificio del hotel
El lanzamiento en preventa de las unidades del
complejo Marum Tigra presupone la idea de que los problemas legales
referidos a su dominio están solucionados, lo cual carece de certeza
vendiéndose unidades de un complejo del cual la titularidad de las tierras y el
estado dominial en las cuales se asienta es una incógnita.
La vista gorda de leyes y reglamentaciones
preocupa, no por la inexistencia de las mismas sino por la falta de aplicación
de resoluciones y leyes sancionadas por el municipio, mostrando en estos
casos una gran ambigüedad ante lo que se
desarrolla. Entender que cualquier solución al problema del Hotel Boulevard
Atlántico es buena para el municipio es claudicar ante proyectos que puedan desvirtuar
definitivamente sus valores patrimoniales. Si entendemos al patrimonio como un
bien no renovable, estas acciones que pretenden desvirtuar tan profundamente
sus características arquitectónicas, serán un golpe definitivo del cual no
habrá vuelta atrás convirtiendo al edificio en una simple cáscara vacía de
significado. Creo que la potencialidad y belleza del edificio merecen otro
futuro.
Pero ¿cuál fue el criterio empleado para
realizar el proyecto de intervención del
edificio? ¿ en qué estudios y documentos se basaron sus nuevos proyectistas
para desmantelar un ala completa del edificio?
El justificativo de su mal estado o la poca escala de sus patios no
parece ser suficiente para descartar las más de 40 puertas, pisos y cubiertas
que perdió el edificio.
Quizás este proyecto haya sido el vía libre
para que el “propietario” hiciera su propio negocio vendiendo las carpinterías
a los corralones locales y la pinotea a los carpinteros del lugar. Es decir se
han vendido más de cuarenta carpinterías y decenas de metros cuadrados de
pinotea que representaban un patrimonio invalorable y que en el caso de las
carpinterías eran la imagen característica de sus patios. Esto confirma que la intervención proyectada lo
único que plantea es rescatar su fachada haciendo tabla rasa con el resto.
Paquetes de pinotea embalados y listos para la venta. |
Ladrillos correpondientes a las cubiertas de la galería. |
Hemos perdido la oportunidad, aventuro por
falta de conocimiento, de rehabilitar al edificio, de recuperar sus líneas, las
que pensaron sus proyectistas, la que permitía hablar de sus patios y no del
patio, la de su escala, la de los sanitarios en los extremos de las alas como
reflejo de un modo de habitar propio de fines del siglo XIX, la de sus techos
altos, y carpinterías con postigones.
Esto no significa que el edificio no deba ser
aggiornado ya que es imposible imaginar habitar un edificio de estas
características en pleno siglo XXI sin el confort necesario, sin habitaciones
con baño privado, buenas aislaciones, calefacción, aire acondicionado, etc.,
pero tampoco podemos ignorar su historia.
A mi entender
y pese a su estado el HBA podía ser recuperado, obviamente se necesita
del aporte privado para hacerlo, educar al inversor, mostrarle las ventajas de
su rescate, mostrarle
los criterios de intervención, las
posibilidades que el edificio posee y evitar así que se convierta en una
caricatura. Debemos recordar lo que pasó, divulgar lo sucedido, para así tomar
conciencia e impedir que este tipo de desatinos se vuelvan a producir.
Ahora bien, como llegamos a esto , ¿no hay
reglamentaciones, declaratorias que protejan al edificio?. Lo triste es que si
las hay pero ningún organismo competente fue capaz de ejercer el control necesario para evitar
el desastre y encontrar vías de solución al problema histórico del hotel: los
relativos a su dominio.
A estas alturas una solución privada que intervenga sobre el
hotel, por mas errónea que sea, será también una solución política a un tema
que ya de por si se ha vuelto incómoda para el gobierno municipal.
En el año 2000 se sanciona la ordenanza
municipal 307/00 denominada Código de
Preservación Patrimonial . Esta ordenanza marca un avance muy importante en la
protección de los bienes patrimoniales del municipio y tiene por objeto:
establecer las acciones de preservación protección de bienes muebles e
inmuebles, públicos o privados
considerados componentes del patrimonio cultural, histórico, arquitectónico,
urbanístico y paisajístico y ambiental tutelados por la Constitución Nacional y
la de la Provincia de Buenos Aires.
Su importancia radica también en establecer la
tutela oficial de los bienes patrimoniales del Partido de General Alvarado y
proponer acciones de registro,
inventario, relevamiento de edificios y conjuntos, etc.
Dentro de sus objetivos propone formular
pautas jurídicas, económicas y técnicas para lograr una adecuada preservación
de los bienes. También el proponer
programas de restauración,
conservación, investigación y convenios de
cooperación con otras dependencias
municipales y gestiona la cooperación de
la Comisión Nacional y Provincial de Monumentos Sitios y Lugares Históricos,
etc.
La ordenanza prohíbe en su artículo 8º “toda acción sobre los bienes declarados de
interés patrimonial que impliquen cualquier construcción, modificación,
alteración, ampliación, etc. salvo la autorización del municipio.”
Esto entraría en conflicto con lo sucedido a
partir de marzo de 2012, ya que la ordenanza municipal es clara en referencia a
los hechos acontecidos, además en su artículo 1º no hace diferencia entre
bienes públicos y privados, siendo este último el caso del Hotel Boulevard
Atlántico, que puedan ser declarados de interés patrimonial.
Ahora bien, ¿existe alguna declaratoria de
interés patrimonial surgida a partir de la sanción de la ordenanza 307/00? No
lo sabemos con certeza pero es necesario recordar que el hotel fue declarado
Monumento Histórico Municipal por ordenanza nº 247 del año 1988[9],
como de interés histórico según la ordenanza
nº 223 del año 1973 y de interés cultural e histórico ante la Cámara de Diputados en el año 2003, todos ellos sobrados antecedentes
que nos permiten creer que este edificio deba estar amparado en esta
ordenanza denominada Código de Preservación
Patrimonial.
Es importante resaltar también que la
ordenanza permite establecer sanciones a los infractores de la misma, ya sean
propietarios de los bienes patrimoniales como a los profesionales
intervinientes, mencionando también “la
restitución al estado anterior de las cosas, si eso fuera posible”.
Es decir que la presente ordenanza establece
límites muy claros que en el caso del Hotel Boulevard Atlántico han sido
violados impunemente, siendo el gobierno municipal el único contralor que existe
y que permita evitar que estas situaciones se sigan repitiendo constantemente y que sean
ocultadas con presentaciones mediáticas que no hacen otra cosa que esconder el
problema real del hotel, que es el de su propiedad.
Esperemos que la imagen del cartel de obra o propaganda que
se ha colocado en el frente del mismo no sea un reflejo de la seriedad de la
propuesta, que como sabemos insumirá una enorme cantidad de dinero, que los
mismos desarrolladores calculan en 30 millones de pesos, para rehabilitar tanto
al edificio como a la realización de los otros edificios proyectados, ya que si
así fuera estaríamos perdiendo, y ya definitivamente, a este único exponente de
la arquitectura hotelera en los centros de veraneo de fines del siglo XIX.
Conclusiones.
La historia del Hotel Boulevard Atlántico
tiene puntos de coincidencia con la del
Colegio Normal Nº1 y es por eso que muchas veces su conocimiento puede servir
de referencia para evitar que se vuelvan a producir hechos como los
anteriormente narrados.
Si bien es un bien privado, a diferencia del
Colegio Normal Nº1, el Hotel Boulevard Atlántico posee valores arquitectónicos
tan importantes como los del colegio , al ser uno de los pocos referentes, si
no el único de su especie en la Argentina y que lo convierte en un objeto a
preservar.
Como bien decía el arquitecto Brandariz en
referencia a los edificios que componen nuestro patrimonio escolar “heredamos un buen número de edificios de de
calidad y jerarquía que resulta indispensable preservar”. Quizás haya que
hacer extensivo este concepto en relación a los edificios referentes de la
arquitectura hotelera de los cuales el Hotel Boulevard Atlántico es un
representante único, no sólo por sus valores arquitectónicos e históricos sino
también por lo que representan para la sociedad que lo cobija.
Sus líneas academicistas reflejan un modo de
hacer y pensar la arquitectura que es la propia de fines del siglo XIX y creo
es necesario respetar.
La existencia de ONG y particulares contrarios
a las propuestas que se han presentado para rehabilitar el hotel, nos recuerdan
las luchas de la asociación de ex alumnos del colegio al igual que los baches
legales y la no aplicación de las leyes vigentes sancionadas, a las pobres
respuestas dadas por el Municipio de Gral Alvarado en respuesta a los sucesos acontecidos
en mayo de 2012.En este caso en vez de ser las alas sobre la calle Riobamba y
Paraguay, han sido las alas interiores del hotel las que se vieron afectadas
por la piqueta.
La indiferencia de la sociedad, en espera que
las loas que los desarrolladores hacen del proyecto de rehabilitación se haga
realidad, adormece la respuesta social a hechos que son repudiables haciendo también
la vista gorda a delitos premeditados.
Las promesas de un futuro mejor, a partir de
seductoras ofertas y posibilidades laborales, son comprensibles en relación a la
población de Mar del Sud, pero también enturbian la correcta apreciación de los hechos.
Esperemos que al igual que en el caso del
Normal Nº1, una posible declaratoria de Monumento Histórico Nacional o
Provincial en relación a su fachada principal y que seguramente será buscada
por los desarrolladores del proyecto, no esconda todo el daño realizado ya que habremos
claudicado en el intento de poder hacer una declaratoria de la totalidad del
edificio.
Tomar como ejemplo la actitud del arquitecto
Pei y tomarse un tiempo para estudiar que hacer, conocer la propia historia del
lugar, realizar estudios previos sobre su estado, sus valores y
potencialidades, sobre la arquitectura del propio hotel en oposición a los
esbozos de intervención que se presentan al Municipio y que deberán ser
aprobados por este pese a las ordenanzas existentes que impiden toda
intervención. De hacerse lo contrario estaríamos dando un golpe final a la
historia del edificio.
Para ello el papel de los organismos
encargados de velar por la preservación del patrimonio es vital; no podemos
permitirnos mantener criterios disímiles de valoración del bien porque sabemos
que las consecuencias de esos vaivenes los sufre el propio edificio.
Quizás valga la pena recordar el caso del
Normal Nº1 y nos preguntemos ¿ Cómo fue posible su demolición? ¿ Cómo fue
posible permitir tremendo atentado?
Al día de hoy el Colegio Normal Nº1 es una
sumatoria de partes inconexa, fruto de todos los avatares mencionados,
esperemos que el destino del Hotel Boulevard Atlántico pueda ser direccionado
hacia un proyecto de intervención que permita rescatar sus valores y
lineamientos. Cuando el arquitecto Brandariz plantea la facilidad de adaptar
los edificios escolares a las nuevas exigencias , creo firmemente que esto es
aplicable también en relación a la arquitectura hotelera y en particular al
Hotel Boulevard Atlántico.
Aún es posible cambiar, la enseñanza del
Louvre nos lo demuestra en la grandeza y sensibilidad de sus hacedores. Estamos
a tiempo, pero Gobierno Municipal, inversionistas, pobladores y amantes del
hotel tienen que tomar cartas en el asunto y evitar así repetir historias que
como ya hemos visto no tiene un buen final.
Allá por mediados de la década del 90’ mi tío,
un fanático de los autos, había adquirido un Volvo usado. El mote de ser el
auto más seguro de plaza fue un imán para que con muchísimo esfuerzo adquiriera
uno. Líneas agraciadas, detalles de tecnología, un baúl enorme y el plus de su
segura carrocería.
Mi tío trabajaba en la construcción e iba de
aquí para allá visitando sus obras, pero el surgimiento de un trabajo en un
country de Pilar, por aquellos años en incipiente crecimiento, lo hizo hacer
sus cuentas y a instancias de un mecánico amigo buscar una solución al tema del
costo del traslado.
Su mecánico le aconsejó que dotara al auto de
gas ya que el costo del mismo era por esos años muy inferior al de la nafta.
Para ello había que colocar en el baúl un tanque de dimensiones considerables y
modificar la mecánica original del coche.
Mi tío no dudó un instante y aceptó la
propuesta de su mecánico entendiendo que pese a perder espacio en el baúl y modificar la mecánica del auto, esta era la
mejor manera de ahorrar dinero en el traslado diario a Pilar.
Por fuera su celeste metalizado relucía
orondo, por dentro en su motor, nada parecía reflejar su mecánica original.
Un día
fue invitado a una reunión del Club de Amigos del Volvo, creyó tocar el
cielo con las manos, era su sueño, era un privilegiado de poder participar de esa cerrada cofradía y en
la categoría principal, pero esa primera reunión no fue lo que esperaba: la
mecánica original alterada y la
presencia del tubo de gas fueron la comidilla entre los presentes que
observaban atónitos tamaña incongruencia.
Ya no era lo mismo, para algunos era una
aberración, para otros su celeste metalizado un reflejo brillante que opacaba
lo demás pero, al fin de cuentas, seguía
siendo un Volvo. Pese a todo mi tío fue aceptado en el club, pero no en la
categoría principal, tuvieron que crear una nueva categoría que pudiese abarcar
a esos autos extraños, modificados y que empezaban a ser moda: los tuneados.
Lo que no pudo comprender en su momento al
tomar su decisión, quizás influenciado por su mecánico y por su desconocimiento
de las reglas establecidas por el Club de Amigos del Volvo, es que debió
mantener el auto en su estado original, podía haberlo hecho, era una joya y era
posible valorizarlo manteniendo su esencia, preservarlo.
Hacia fin de esa década el Club de Amigos del
Volvo premiará al auto de mi tío como el de mejor apariencia, ya que su celeste
metalizado era una muestra cabal de la calidad de los tintes originales y cada vez que frente a un semáforo alguno le
decía: que bien suena su auto, se nota que es mecánica europea, esbozaba una sonrisa y aceleraba
satisfecho.
Muchos años después quise indagar sobre el
destino del auto, era como una leyenda familiar, y ante algunas consultas a mis
primos pude recabar que luego de sufrir varias alteraciones más en sus ópticas,
llantas y hasta en un alerón que le
habían agregado, terminó sus días en
como “auto loco” en el corso de Lincoln ya
que de tan alterado que estaba era imposible distinguir su linaje
nórdico.
Hoy alegra con su andar a chicos y grandes que
seguramente nunca entenderán ni sabrán que detrás de ese andar alocado se
esconden los restos de una obra maestra de la mecánica europea.
agosto 2013
agosto 2013
[1]Ernesto Bunge (1839-1902)
es el primer arquitecto graduado con ese título en la Universidad de Buenos
Aires en 1878. Había realizado sus estudios en Europa recibiendo su diploma en
la Real Academia de Arquitectura de Berlín.
Fue el primer presidente de la
Sociedad Central de Arquitectos y su obra es realmente vasta destacándose entre
sus principales obras la Penitenciaría Nacional (1872) de la Av Las Heras
(demolida), la Capilla Santa Felicitas de Barracas (1876), las cárceles de
Dolores y San Nicolás y numerosas viviendas particulares.
[2] El arquitecto Gustavo. A .Brandariz se ha especializado
en preservación del Patrimonio, es profesor adjunto de Historia de la
Arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la
Universidad de Buenos Aires en la
Cátedra Bellucci (ex Gazaneo), es profesor adjunto de Museología, legajo Urbano
y Legajo Histórico de la Carrera de Especialización en Preservación,
Conservación y Reciclaje del Patrimonio Monumental Urbano-Rural de la Escuela
de Posgrado de la FADU, UBA, profesor titular de Museografía en la UMSA, etc.
Ha publicado numerosas publicaciones, conferencias y exposiciones y se ha especializado en el estudio de la
arquitectura escolar.
[3] El
Pensamiento Sarmientino en la Arquitectura Escolar. Gustavo Brandariz
[4] Las
ciudades invisibles. Las ciudades y la memoria. Italo Calvino.
[5] A fines del siglo XIX surgirán al sur de Mar del Plata
tres emprendimientos urbanísticos que desarrollados prácticamente al mismo
tiempo correrán suertes distintas. Miramar (1888), Mar del Sud (a principios
1889) y Boulevard Atlántico (mediados de 1889) tratarán de repetir, con la venta de las tierras y de todos los
negocios que esto aparejaba, el éxito de Mar del Plata como centro balneario.
Para ello era indispensable, no sólo poseer las tierras a utilizar para el
emprendimiento, sino también logran la llegada del ferrocarril y erigir en
algunos casos un hotel, como hito fundacional de la población y eje de los
proyectos. Tal es el caso de Mar del Sud y su Gran Hotel y de Boulevard
Atlántico con el Hotel Boulevard Atlántico.
Hoy en día conocemos como Mar del Sud a la unión de las
dos localidades divididas en dos circunscripciones diferentes, la V para Mar
del Sud y la VI para Boulevard Atlántico, siendo esta última la que se
desarrolló.
[6] Diario Clarín. 13/7/2012. Denuncian que están desmantelando un emblemático hotel.
Carta de Lectores Diario La Nación, 25/6/2012 y
30/6/2012.
[7] Es muy interesante detenerse un instante en la labor
profesional de Moy, quien había obtenido el título de agrimensor en abril de
1884. Entre mediados de 1888 y fines de 1889 aproximadamente,
intervendrá en el trazado de Miramar (1888), Nuevo Pueblo de Vecino (General
Guido, 1888), de Mar del Sud (1888-1889), de Boulevar Atlántico (1889) , de
Quequén (fines de 1889), y del Centro Agrícola Villanueva en Coronel Dorrego
(1889) y con posterioridad desplegará su acción en un centro agrícola en Bahía Blanca, en la
Estancia y Colonia Tornquist (1904), en el trazado de chacras del ejido de
Tandil siguiendo el trazado de Chapeaurouge (1897) y en la elaboración del catastro provincial, entre
otras labores profesionales.
[8] Mauricio de Hirsch, fue un famoso filántropo judío de origen
alemán que logró hacer una enorme fortuna con la realización de líneas férreas
hacia el imperio Otomano. A partir de la muerte de su único hijo y heredero,
Lucien , decidió utilizar parte de su fortuna en lograr la emigración de miles
de judíos rusos perseguidos y hostigados. Muchos de ellos llegarán a nuestro
país y serán los iniciadores de la obra del barón fundando colonias en Carlos
Casares (Pcia de Buenos Aires) y Entre Ríos así como adquirirá tierras en el
norte de Santa Fé donde ya se había fundado una colonia anterior, Moisesville.
El Hotel Boulevard Atlántico fue albergue de un grupo
de ellos, entre enero y marzo de 1892, previo a su asentamiento en las tierras de
Entre Ríos y que fueron conocidos como los “Pampistas” por ser el Pampa el barco en el que llegaron a
nuestro país entre el 15 y 16 de diciembre de 1891.
[9] Declárase
Monumento Histórico Municipal al Hotel Boulevard Atlántico de la localidad de
Mar del Sud por su arquitectura, historia y leyenda continuando además los
trámites ante la Dirección Provincial de Museos, Monumentos y Sitios Históricos
para ser declarado Monumento, Histórico Provincial”. Artículo 1º. En su artículo 2º establece que toda incorporación,
arreglo o tarea de embellecimiento deberá ejecutarse respetando rigurosamente
su estilo inicial” así como en su
artículo 3º queda establecido “que queda prohibida toda supresión o reforma que
pueda afectar su valor arquitectónico cultural”.