El
8 de agosto de 1889, y paralelamente a la llegada del Weser a la Argentina, el
Banco Constructor de La Plata, entidad financiera fundada en Buenos Aires en
1884 y con sucursales en La Plata y La Boca, compraba unas tierras al sur del
arroyo La Carolina en el Partido de General Pueyrredón[1].
Junto con esa compra adquiría también el plano con la traza de un poblado
realizado por el agrimensor Juan E. Moy al que se denominará Boulevard
Atlántico. A partir de este hecho, producido en sintonía con el crecimiento de
Mar del Plata como centro balneario, se iniciará la construcción de un hotel
que servirá de hito a la nueva población: el Hotel Boulevard Atlántico de Mar
del Sud.[2]
Reseñar
este hecho implica también adentrarse en el estudio de la situación política y
económica de nuestro país, por esos años, ya que el surgimiento del Banco
Constructor de La Plata como entidad bancaria refleja la aceptación por parte
del gobierno nacional de la formación de instituciones financieras que serán
protagonistas principales de la crisis económica del país y que hará eclosión
en 1890. Esta crisis, de la cual el banco y principalmente su director Carlos
Mauricio Schweitzer no fueron ajenos, generará la venta del hotel en construcción en agosto
de 1890, por parte del Banco Constructor de La
Plata, a la Cía Argentina del Riachuelo compañía íntimamente ligada a
los intereses del Sr Schweitzer, el verdadero cerebro de la compra de las
tierras y de la construcción del hotel.
La
importancia del Banco Constructor de la Plata fue tal que llegó a ser la
tercera institución bancaria de nuestro país. Su operatoria principal consistía
en la compra y venta de tierras a las cuales trazaba y loteaba para luego ser
vendidas en publicitados remates. Hay que recordar que la ciudad de La Plata
estaba recién fundada por lo que los terrenos aledaños eran fuerte presa de la
especulación inmobiliaria así como también el alquiler de viviendas que crecían
a un ritmo sostenido. Este será el ámbito de negocios en el que se movía el
banco por lo que la apuesta de extender su operatoria a otros lugares del país
no era extraña, pero es de hacer notar que la compra de los terrenos de
Boulevard Atlántico deben ser considerados, no como una apuesta económica a
futuro del banco sino un negocio personal de su director, Carlos Mauricio
Schweitzer.
El
15 de diciembre de 1891 arriba al puerto de Buenos Aires procedente de Le Havre
y con escalas en Burdeos, Paulliac[3],
Tenerife, y Montevideo, el vapor de bandera francesa Pampa, perteneciente a la
compañía Chargeurs Reunis. De allí que se conozcan como “Pampistas” a los
pasajeros de este vapor.
En
su pasaje se encontraban 818 inmigrantes judíos rusos que
escapando de los progroms y persecuciones de la Rusia Zarista se habían
congregado en Estambul esperando el ansiado viaje hacia Palestina. La negativa
de las autoridades turcas y la difícil adaptación a un medio hostil habían
convertido a la ciudad en un gran campo de refugiados con enormes problemas
sanitarios y de alimentación. La ayuda de las organizaciones judías europeas
como la Alliance Israelite Universelle era insuficiente y es aquí donde toma
protagonismo el Barón Mauricio de Hirsch, célebre banquero alemán que había
hecho su fortuna con la financiación, gestión, construcción y explotación de
líneas férreas en el Imperio Otomano incluyendo la red que unía Viena con
Estambul.
Si
bien el Barón contribuía económicamente desde mucho tiempo atrás con la
Alliance Israelite Universelle, la muerte de su único hijo Lucien, en 1887, será
el detonante que determine el empleo de gran parte de su fortuna para tratar de
organizar cursos de acción que permitieran paliar la situación de los judíos
rusos. Hirsch creía en la necesidad de encarar el tema de la emigración de dicha
población a nivel masivo, a diferencia de la posición de la Alliance, que trataba de negociar mejores
tratos y posibilidades educativas con el gobierno ruso. Es por ello que el
Barón ordena realizar estudios que permitiesen constatar la viabilidad de la
emigración a Palestina y América del Norte, los cuales resultaron en una primera instancia
negativos.
Será
un hecho fortuito el que llegue a oídos del Barón Hirsch la noticia de la
existencia de un grupo de inmigrantes judíos de la región de Podolia, llegados
en agosto de 1889 en el vapor Weser, que habían quedado varados en la República
Argentina al ser modificadas las condiciones previamente pactadas en relación a
la compra de las tierras para su asentamiento[4].
Willhelm Loewenthal, médico de origen rumano contratado por el gobierno
Argentino para determinar las condiciones de aclimatación de inmigrantes
europeos en las distintas regiones de nuestro país, es quien toma contacto con
ellos dando aviso a las autoridades nacionales y a las organizaciones europeas
buscando el apoyo necesario. A partir de este hecho será Loewenthal quien
trazará un plan de inmigración que logró interesar al Barón Hirsch y que este
tomará como propio comprometiéndose a fundar colonias en la Argentina.
El
24 de agosto de 1891 funda la Jewish Colonization Association “para asistir y promover la emigración de los
judíos de todas partes de Europa y Asia” con un capital de 50 millones de
francos oro depositados en el Banco Rotschild de Londres. Previamente a ello,
Hirsh nombra a Loewenthal como su representante para organizar todos los
trabajos previos a la llegada de los inmigrantes bajo el nombre de Empresa
Colonizadora Barón Hirsch.
Finalmente
en diciembre de 1891 se firma la escritura mediante la cual el Barón adquiere
las tierras de Palacios que incluían la colonia llamada Moises Ville, que
pasará a ser la segunda colonia del Barón en la Argentina, por lo que queda
claro que las actividades del delegado del
Barón por esos tiempos, y coincidente con la llegada de los Pampistas,
lo mantenían extremadamente ocupado.
Si
bien la historia de los Pampistas esta profusamente estudiada, los libros o
escritos referidos a ella son de fines de la década del 40’, en el caso de
Recuerdos de un Militante Socialista de Enrique Dickman, de fines de los 50’, con la aparición de Tierra Soñada de José Lieberman, y de los 60', para la obra de
Lázaro Schallman, Historia de los Pampistas. Escritos previos reseñaron también
esta epopeya, sirviendo de referencia a las obras antes mencionadas, pero en
todos estos casos exponen una historia acontecida casi 60 años antes de la
aparición del primero de ellos.
Por
otro lado, a diferencia de estos autores que, o bien tuvieron en sus manos los
documentación histórica existente sobre el periplo o pudieron tener de primera
mano los testimonios de los viajeros, las facilidades tecnológicas actuales han
permitido el cruce de la información existente, no sólo en el país, sino
también en Israel, Europa y Estados Unidos, con lo cual se han abierto nuevas
perspectivas de estudio a más de 120 años de sucedidos los hechos.
La
aparición del listado original completo del barco ha abierto enormemente el camino
para investigar aspectos poco conocidos del periplo y de la composición del
pasaje, así como también al enfocar la investigación sobre los Pampistas, no a
partir del estudio inicial de la inmigración judía a la Argentina, sino a
partir de las investigaciones relacionadas con la estadía del grupo en el Hotel
Boulevard Atlántico de Mar del Sud. Esto ha permitido abrir el tema a nuevas
revelaciones y teorías relacionadas con esta epopeya.
A
partir de la llegada del barco al puerto de Buenos Aires el tema de la
ubicación de los recién llegados se comienza a tornar preocupante ya que aún
no se habían adquirido las tierras de Entre Ríos. El gobierno Argentino había
establecido con Loewenthal la imposibilidad de que el grupo permaneciera en
Buenos Aires ya que el permiso establecido, temerosos de que estos pudiesen
radicarse en ciudades ejerciendo sus variada profesiones en detrimento de la
actividad agrícola para cuyas labores venían al país, tenía un plazo de estadía en el Hotel de
Inmigrantes de 15 días. A
esto hay que sumarle los problemas surgidos allí, ya que ninguna autoridad de
peso de la JCA había ido a recibirlos al puerto, Loewenthal se encontraba ocupado
con los enormes problemas surgidos en Colonia Mauricio[5]
con los primeros grupos de inmigrantes
llegados a partir de julio de 1891 y recién se hará presente luego de pasados
tres días de la llegada del barco. Loewenthal viajará a Mauricio el 26 de
diciembre ante los estragos sufridos por un temporal que afectó a la localidad
alejándolo de los problemas que también habían surgido en el Hotel de
Inmigrantes. La existencia también de mafias tratando de atraer mujeres al
negocio de la prostitución y sembrando dudas de las reales intenciones del
Barón contribuirán a crear un clima adverso,
siendo una influencia nefasta con la que debieron lidiar los recién
llegados.
No
es casual entonces que se firmara un petitorio por parte de los pasajeros del
Pampa expresando estos temores al Director General de Inmigraciones firmado por
201 personas, es decir, si consideramos que el pasaje del Pampa estaba
conformado por aproximadamente 150 familias y 72 solteros, esas firmas debieron
reflejar la voluntad de la casi totalidad del pasaje.[6]
Será
por estos días en que los delegados del grupo son anoticiados por la Dirección
Nacional de Inmigración de la existencia de negociaciones para resolver el
problema de la instalación temporaria de los recién llegados. Según Schallman[7],
Loewenthal recibe un telegrama el 10 de diciembre desde Mar del Plata, del
secretario de la oficina local del Departamento General de Inmigración, abriendo
la posibilidad de gestionar la instalación del grupo en el Hotel Boulevard
Atlántico, pero también es cierto que los diarios de Buenos Aires publicitaban
desde enero de 1891 el alquiler del hotel y desde julio su venta. Quizás todo
esto reafirme que las negociaciones de los representantes del Barón y los
propietarios del hotel fuesen iniciadas antes de la llegada del barco a Buenos
Aires ante la perspectiva cierta de no poder solucionar el tema de la compra de
las tierras de Entre Ríos.
continuará
Esta ponencia fue presentada en las Jornadas celebradas en conmemoración del 125 aniversario de Moises Ville y de la Colonización Judía Agraria y organizado por el Museo Comunal de la Colonización Judía, Rabino Aarón Halevi Goldman de Moisés Ville, Santa Fé, el Seminario Rabínico Latinoamericano Marschall Meyer, el CEMLA y el Instituto IWO de Buenos Aires. Moises Ville, 14 de agosto de 2014.
[1]
En septiembre de 1891 El partido de Gral Pueyrredón se divide en dos creándose
uno nuevo que recibirá el nombre de Gral Alvarado con centro en la ciudad de
Miramar. Esta ciudad fue fundada a instancias de Fortunato de la Plaza en 1888
y trazada por el ingeniero Rómulo Otamendi y el agrimensor Juan E. Moy, el
mismo que realizará la de Mar del Sud al norte del arroyo La Carolina, y la de
Boulevard Atlántico, al sur de dicho arroyo.
[2] Un año
antes surgirá al norte del arroyo la Carolina y a instancias de una sociedad
anónima formada por el ingeniero Rómulo Otamendi, el Dr Rafael Herrera Vegas,
Julio Goyena y Juan Bautista Otamendi, un proyecto urbanístico de centro
balneario que se denominó Mar del Sud y cuya traza en la actualidad es casi inexistente.
De allí que hoy se consideren a las dos poblaciones unificadas bajo el nombre
de Mar del Sud, pero conservando sus nombres originales en dos
circunscripciones diferentes: la V para Mar del Sud y la VI para Boulevard
Atlántico, que es la única que realmente se desarrolló.
[3]La mención de la escala en
Paulliac, en las cercanías de Burdeos,
es un dato sumamente interesante, ya que allí se encontraba ubicada la
propiedad del Barón Rotschild en el cual pernoctaron los Pampistas, luego del
largo viaje que implicó salir desde Estambul hacia Marsella en el Barco Galatz,
y del posterior viaje en tren a Burdeos. Lo sorprendente de este hecho son los
testimonios referidos a la revuelta
originada a partir de la visión del barco fondeado frente a Paulliac por el
pequeño tamaño que este tenía. Esto determinará el cambio de lugar de embarque
a Burdeos que contaba con instalaciones portuarias un poco más adecuadas que
las de Paulliac.
[4]
Un dato interesante es que las tierras originariamente adquiridas en la
colonia Nueva Plata pertenecían a Rafael Hernández, hermano del autor del
Martín Fierro, pero el incremento en el valor de la tierra a causa de la
especulación reinante en esos años determinan, por parte de Hernández, la rotura
del convenio. Este hecho desnuda el vínculo que existía entre los
terratenientes y las oficinas de inmigración e instituciones bancarias,
deseosos de vender tierras a los inmigrantes que arribaban a nuestro país. Hernández
era asimismo accionista del Banco Constructor de La Plata, cuya principal actividad
era la compra y venta de tierras, pero en el caso de la colonia Nueva Plata el
banco interviniente fue el Banco Colonizador.
Con
posterioridad le son ofrecidas al grupo tierras al norte de la Provincia de
Santa Fe, propiedad del terrateniente Pedro Palacios, donde Loewenthal los
encuentra a la espera de que les fuesen entregadas las tierras.
[5]
Colonia Mauricio en las
cercanías de Carlos Casares es la primera colonia del Barón en la Argentina
poblada con los inmigrantes arribados a partir de junio de 1891 en los barcos
Lissabon, Dom Pedro, Tijuca, Bahía, Paraguassu, Petrópolis y otros más.
[6] Los viajeros del Pampa se mostraban temerosos de ser
utilizados como esclavos y de allí sus
temores al ser propuestas localidades del interior de nuestro país como
albergue temporario. Este es el caso de los poblados forestales del norte de
Santa Fe como las colonias Florencia y Basail que fueron descartados debido a
lo leonino de las condiciones propuestas.
Un dato de
interés es la mención de que Loewenthal los había amenazado con ser enviados a
recoger papas a un hotel y que los haría llevar presos por tres días con agua y
pan a los que no quieran trabajar. Queda claro que esta amenaza tiene como
referencia al Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud.
[7] Lázaro Schallman. Historia de
los Pampistas. Biblioteca Popular Judía 47. Buenos Aires. Editado por el
Congreso Judío Latinoamericano.1969